Tras la cumbre de agosto en Alaska y una serie de conversaciones en Washington, los analistas han criticado cada vez más el enfoque de Donald Trump para resolver la guerra en Ucrania. El columnista de Bloomberg Opinion, Max Hastings, cree que Putin percibe la debilidad de Occidente y busca explotar la situación para imponer condiciones favorables al Kremlin.
Según el autor, los ataques rusos y la prolongada guerra han debilitado la voluntad de los ucranianos y han obligado a muchos aliados occidentales a aceptar escenarios con concesiones territoriales. Esto, enfatiza Hastings, es injusto, porque Putin "no tiene derecho legal a ni siquiera un pedazo de territorio ucraniano".
Prestó especial atención a las conversaciones con el portavoz de Trump, Steve Witkoff, quien calificó de "gran avance" la promesa del Kremlin de no atacar tras un acuerdo de paz. Sin embargo, para la mayoría de los diplomáticos, esta declaración fue más una prueba de la ingenuidad estadounidense que un progreso real.
Hastings señala que la administración Trump opera con un estilo de negocios: intenta cerrar asuntos rápidamente para obtener titulares, en lugar de iniciar un proceso a largo plazo de negociaciones serias. Este enfoque ignora la naturaleza de los autócratas, quienes, como Putin o Xi Jinping, rara vez cambian sus posturas fundamentales.
Según el columnista, Putin aceptaría un acuerdo sólo con el fin de levantar las sanciones, pero incluso en ese caso insistiría en condiciones inaceptables para Ucrania: renuncia a la OTAN, a la UE y a cualquier presencia militar occidental.
El autor cree que lo más peligroso es que Trump siga presionando a Volodímir Zelenski sin ejercer una presión real sobre Putin. Se ha reducido el suministro de armas estadounidenses y, de hecho, la ayuda financiera se ha desviado a los socios europeos.
Putin ve la débil voluntad de Estados Unidos y las limitadas capacidades de Europa. En cambio, Trump sueña con el Premio Nobel de la Paz y busca un alto el fuego temporal que le permita presentarse como un pacificador , concluye Hastings.
Así, tras décadas de disuasión de la amenaza soviética por parte de la OTAN, el problema actual reside en la imprevisibilidad de Estados Unidos. Los líderes europeos, según el columnista, intentan impedir que Trump tome medidas que puedan destruir la unidad occidental, mientras que Rusia sigue siendo un agresor que busca perjudicar no solo a Ucrania, sino también al propio Occidente.