Con la llegada del invierno, la mayoría de la gente busca abrigo: mantas, calentadores, té caliente. Sin embargo, los científicos afirman que un resfriado leve puede ser beneficioso para la salud, ya que activa la grasa parda, un tejido graso especial que quema calorías y produce calor.
La grasa parda se diferencia de la grasa blanca en que contiene muchas mitocondrias, las pequeñas "centrales energéticas" del cuerpo. Una proteína especial llamada termogenina hace que convierta las calorías en calor en lugar de energía para los músculos. En los niños, la grasa parda ayuda a mantener la temperatura corporal, y en los adultos se almacena, aunque en cantidades más pequeñas.
Los estudios demuestran que las personas delgadas tienen más grasa parda activa, y quienes la tienen en mayor cantidad son menos propensos a sufrir diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas, hipertensión y accidentes cerebrovasculares. La grasa parda ayuda al cuerpo a utilizar la glucosa y las grasas de forma más eficiente, mejora la sensibilidad a la insulina y eleva los niveles de colesterol "bueno".
La forma más fácil de activar la grasa parda es el frío. Una breve inmersión en agua helada, duchas frías o permanecer en habitaciones frescas estimulan la producción de calor y mejoran el metabolismo. Incluso una habitación moderadamente fría o baños fríos 2 o 3 veces por semana pueden aumentar la actividad de la grasa parda y mejorar la salud metabólica.
Además del frío, la grasa parda se activa con la cafeína y las comidas picantes, pero se requieren dosis altas para obtener un efecto significativo. En cualquier caso, incluso una pequeña estimulación de la grasa parda ayuda al cuerpo a procesar la energía de forma más eficiente y a mantener la salud general, aunque es difícil perder peso directamente con ella debido al pequeño volumen de este tejido en los adultos.

