La deficiencia de magnesio es una afección común, pero a menudo imperceptible, que puede causar calambres musculares repentinos, arritmias y malestar general. El NHS explica: La queja típica son los calambres musculares, especialmente en las pantorrillas, que son más comunes por la noche o al descansar; algunos pacientes también experimentan temblores, debilidad e incluso ritmos cardíacos irregulares. La forma habitual de comprobarlo es mediante un análisis de sangre para detectar magnesio, que su médico podría solicitar si presenta náuseas, debilidad, espasmos, calambres o signos de arritmia.
Las directrices profesionales del NHS describen la evolución de los síntomas: inicialmente, pérdida de apetito, náuseas, fatiga y debilidad; a medida que la deficiencia empeora, parestesias, contracciones musculares y calambres, cambios de humor, alteraciones del ritmo cardíaco e incluso espasmos coronarios. En casos graves, es posible que se produzcan alteraciones en otros electrolitos (calcio y potasio), lo que desequilibra aún más el sistema cardiovascular.
Los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU. especifican: una deficiencia pronunciada debido únicamente a una dieta deficiente es poco frecuente en personas sanas, pero una ingesta crónicamente baja o una pérdida excesiva de magnesio debido a enfermedades, abuso de alcohol o medicamentos es una causa común de problemas. Las consecuencias de una deficiencia prolongada de magnesio incluyen un mayor riesgo de hipertensión y eventos cardiovasculares, un empeoramiento del control glucémico en la diabetes tipo 2, osteoporosis y migrañas.
Los grupos de mayor riesgo están bien definidos. Entre ellos se incluyen las personas con enfermedades inflamatorias intestinales (p. ej., enfermedad de Crohn) y malabsorción, los pacientes con diabetes (debido a pérdidas urinarias de magnesio), las personas con alcoholismo crónico y los ancianos (su absorción se deteriora con la edad y su excreción renal de magnesio aumenta); las enfermedades concomitantes y la medicación también tienen un efecto adicional).
La evaluación del estado de magnesio comienza con un análisis de sangre, pero los médicos recuerdan que la mayor parte del magnesio no se encuentra en el plasma, por lo que, de ser necesario, se realizan pruebas adicionales y siempre se tienen en cuenta el cuadro clínico y las posibles causas de las pérdidas (en particular, el uso prolongado de inhibidores de la bomba de protones, diuréticos, etc.). En cualquier caso, el diagnóstico y la corrección (dieta, suplementos o tratamiento de la causa subyacente) deben consultarse con el médico de cabecera.
Importante: la automedicación de dosis altas de suplementos es peligrosa: el exceso de magnesio procedente de suplementos dietéticos y medicamentos puede provocar diarrea, una caída brusca de la presión arterial, alteraciones del ritmo e incluso hipermagnesemia, especialmente en casos de enfermedad renal.