Estados Unidos afirma que la decisión del presidente Donald Trump de imponer un nuevo paquete de sanciones contra Rusia es la culminación de meses de intentos fallidos de persuadir a Vladimir Putin para que acepte un fin real a la guerra en Ucrania. Después de que Moscú continuara con sus ataques masivos contra ciudades ucranianas y no modificara sus demandas, incluso después de las conversaciones en una cumbre en Alaska en agosto, Trump decidió "tomar una dirección diferente" y atacó fuentes clave de beneficios rusos: Rosneft y Lukoil.
¿Qué pasó ahora?
El 22 de octubre de 2025, Estados Unidos impuso sanciones a Rosneft y Lukoil, las mayores compañías petroleras de Rusia. Estas restricciones buscan aislarlas de los servicios financieros estadounidenses y dificultar la venta de petróleo ruso, que financia la guerra contra Ucrania. El Departamento del Tesoro estadounidense atribuyó la medida a la "falta de compromiso serio de Rusia con el proceso de paz". Trump canceló simultáneamente una cumbre prevista con Putin en Budapest, afirmando que no veía sentido a la reunión si "no veía avances" en el fin de la agresión rusa. La Casa Blanca reconoció oficialmente que las conversaciones habían llegado a un punto muerto. Rusia, indignada públicamente, calificó las sanciones de "medida hostil", pero al mismo tiempo declaró que no la obligarían a detener la guerra. Putin dejó claro que no iba a cambiar sus exigencias a Ucrania. Paralelamente, la Unión Europea anunció un nuevo paquete de restricciones, que incluye la prohibición de la importación de GNL ruso y restricciones financieras adicionales, en sintonía con Estados Unidos. Esto demuestra una rara unidad pública de Occidente en torno a la presión sobre el Kremlin.
¿Qué ha cambiado en la posición de Trump?
Según fuentes de CNN en la Casa Blanca, muchos en Washington se sorprendieron por la repentina decisión del presidente de imponer sanciones. Sin embargo, dentro de la administración, esto no se describe como un arrebato emocional, sino como una acumulación de frustración. A Trump se le había dicho durante meses que Putin no estaba listo para poner fin a la guerra, y esto no cambió ni siquiera después de sus contactos directos, incluida la reunión en Alaska en agosto de 2025.
Un funcionario de la Casa Blanca explicó la lógica del presidente de la siguiente manera:
«Trump creía que las conversaciones personales con Putin podrían ser más efectivas que la presión. No quería tomar una medida demasiado drástica para no arruinar las posibilidades de un acuerdo de paz. Pero Rusia continuó atacando ciudades ucranianas, incluyendo infraestructura civil».
Según informes de prensa, el ataque ruso a una guardería en Járkov, ocurrido pocas horas antes del anuncio de las sanciones, reforzó la sensación en la Casa Blanca de que Moscú no iba a cambiar de táctica. Este fue el trasfondo emocional de la decisión.
Cita del sentir de la Administración: «La dureza condujo a la acción». Los funcionarios comparan esto con el enfoque de Trump en Oriente Medio, donde cree que sus duras exigencias públicas al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ayudaron a avanzar las conversaciones sobre Gaza. La lógica es: impulsarlas y hacerlas avanzar.
El papel del Partido Republicano
Esto no se debe solo a un impulso personal de Trump. Senadores republicanos, incluyendo a Lindsey Graham, llevan mucho tiempo promoviendo la idea de un paquete de sanciones severas contra Rusia, y se ha registrado en el Congreso un proyecto de ley llamado "Ley de Sanciones a Rusia de 2025", que presionaría no solo a Rusia, sino también a los países que compran energía rusa. La mayoría del Senado también ha apoyado públicamente la idea de recortar los ingresos del Kremlin, enfatizando que esto es necesario para "detener el derramamiento de sangre" en Ucrania.
Es decir, políticamente, Trump ya no parece "blando con Putin" dentro de su propio partido; por el contrario, ahora actúa en el carril de los halcones republicanos que quieren estrangular económicamente la maquinaria militar rusa.
¿Qué es exactamente lo que está bajo sanciones?
Según el Departamento del Tesoro de EE. UU. y los medios de comunicación, Rosneft y Lukoil son fuentes clave de ingresos en divisas para Rusia provenientes de las exportaciones de petróleo. Aportan una parte significativa del presupuesto ruso, que financia la agresión a gran escala contra Ucrania. Las sanciones buscan limitar el acceso de estas empresas a los servicios financieros estadounidenses y dificultar los pagos internacionales del petróleo ruso. Esto supone un golpe al Kremlin, no un gesto simbólico. La Casa Blanca también está enviando una señal a otros importadores de petróleo ruso: afirman que comprar materias primas rusas se está volviendo tóxico. Ya se ha informado de que grandes empresas energéticas de China e India están reduciendo sus compras para evitar ser objeto de sanciones secundarias estadounidenses. Si esta tendencia se consolida, esta será la consecuencia real más tangible.
¿Esto detendrá a Putin?
Existe escepticismo, incluso entre los analistas estadounidenses. En primer lugar, Rusia lleva años preparándose para las sanciones energéticas: reorientando las exportaciones de petróleo hacia Asia, una flota fantasma y cálculos que ignoran el dólar. Esto hace que el efecto inmediato de las sanciones sea menos evidente. En segundo lugar, Putin ha declarado abiertamente que las sanciones estadounidenses "serias" no cambiarán el rumbo de Rusia en la guerra. Ha dejado claro que está dispuesto a soportar pérdidas económicas en aras de objetivos militares que el Kremlin califica de "existenciales". En tercer lugar, incluso dentro de la administración se reconoce que Trump ha cambiado repetidamente su tono hacia Putin durante su mandato actual, pasando de la adulación a las duras demandas públicas y viceversa. Si esta nueva línea se convertirá en permanente es una incógnita.
¿Por qué es esto importante para Ucrania?
-
Por primera vez en el segundo mandato de Trump, Estados Unidos no solo amenaza, sino que impone sanciones a gran escala contra la energía rusa, la principal fuente de financiación para la guerra. Anteriormente, las amenazas se hicieron el 22 de enero, al inicio de la presidencia, pero no se tomaron medidas prácticas. Ahora sí.
-
Se imponen sanciones en paralelo a la presión sobre los aliados. La UE anuncia su propio paquete de medidas, y Gran Bretaña lleva mucho tiempo aplicando sanciones contra las mismas empresas. Un ataque coordinado por Occidente siempre es más doloroso que uno unilateral.
-
La retórica estadounidense ha cambiado drásticamente: ahora se declara oficialmente que el Kremlin no está demostrando un "compromiso serio con la paz". Esto es importante desde el punto de vista diplomático, ya que refuerza el argumento de Kiev: Putin no quiere poner fin a la guerra, sino a la resistencia.
-
Para Kiev, esto es una señal de que la Casa Blanca no ha abandonado la idea de presionar económicamente a Moscú, y no solo exigir que Ucrania haga concesiones. Tras Alaska, Trump fue acusado de insistir demasiado en los compromisos a costa de territorios. Ahora apuesta por otra palanca: el dinero del Kremlin.
Pero hay un gran "pero"
El propio Trump no ha descartado una nueva reunión con Putin. Canceló la cumbre de Budapest, pero la calificó más como una "pausa", afirmando que la reunión "se celebrará en el futuro" si le parece oportuno. Es decir, las sanciones no son el fin de las negociaciones, sino un intento de colocarlas en una posición más favorable para Estados Unidos (y, potencialmente, para Ucrania).
Ahora estamos presenciando lo que Washington describe como el "giro instintivo" de Trump, que pasó de esperar un acuerdo personal con Putin a presionar para obtener dinero ruso. Que esto se convierta en una estrategia o en otro aumento táctico depende de dos cosas:
• si las sanciones se mantendrán ante el cabildeo político y empresarial,
• y si la demanda de petróleo ruso por parte de los principales compradores realmente disminuirá.
Si esto último ocurre, el Kremlin sufrirá una verdadera crisis financiera por primera vez en mucho tiempo. De lo contrario, Putin, como advirtió, simplemente lo calificará de "medida hostil" y seguirá luchando.

