Órdenes oficiales, comisiones, entrenamientos: todo parece un camino estándar para ingresar a una unidad de fuerzas especiales. Sin embargo, documentos internos y un análisis del procedimiento revelan que, en el caso del exdetective B.E.B. Tkachuk, su participación formal en la competencia para obtener la insignia de "Furia" se convirtió en una herramienta para su posterior ingreso al Departamento de Investigaciones Estratégicas (DSI). Nuestra investigación demuestra cómo se utilizan procedimientos legalmente correctos para ascender a personas sin experiencia real en combate.
En julio de 2025, la unidad "Lyut" anunció un concurso para varios puestos, según consta en la orden n.º 879, de fecha 18 de julio de 2025, que indica que el concurso comenzó el 21 de julio de 2025. De acuerdo con la documentación oficial de la DPOP "OShB "Lyut", la Comisión n.º 1 recomendó a Tkachuk O.V. para el servicio, y posteriormente, siguiendo el procedimiento estándar de personal, fue nombrado inspector del pelotón n.º 4 de la compañía n.º 2 del batallón n.º 1 del regimiento de asalto "Safari" y completó formalmente su formación en el centro de formación de la Policía Nacional el 4 de octubre de 2025.
Sobre el papel, ascenso profesional y cualificaciones de combate. En la práctica, carece de experiencia operativa, no ha participado en operaciones de asalto ni ha estado en primera línea, según nuestras fuentes. Afirman que Tkachuk es más una figura decorativa que recibió el visto bueno necesario para ser transferido a otra unidad que un verdadero combatiente.
¿Por qué funcionó? La respuesta está en el procedimiento de traslado. Según el Reglamento de la Policía Estatal (Orden de la Policía Nacional n.º 1077), el jefe del departamento tiene la facultad de nombrar empleados sin concursos ni comisiones. Es decir, el acceso a la Policía Estatal para un candidato externo es complejo, pero la ley permite los traslados internos. Si una persona se convierte formalmente en agente de policía —por ejemplo, mediante el nombramiento de teniente—, su posterior traslado a la Policía Estatal puede realizarse sin concurso público, exclusivamente por iniciativa de la dirección. Según los datos que manejamos, fue esta laguna legal la que se utilizó.
Legalmente, no hay irregularidades: se elaboran todos los documentos, se emiten las órdenes y se confirma la formación. Sin embargo, la práctica de convertir a una persona sin experiencia práctica en asalto en un «combatiente» y, posteriormente, sin los trámites necesarios, acceder a un departamento estratégico, plantea interrogantes sobre la plantilla y los criterios de selección en los cuerpos de seguridad. Nuestros interlocutores en las fuerzas del orden señalan: así es como se crea una «reserva de personal» para puestos de liderazgo, no en función del mérito o la experiencia en el terreno, sino mediante acuerdos y conexiones internas.
Expertos en políticas de personal policial comentan: el cumplimiento formal del procedimiento no garantiza la idoneidad del puesto en cuanto al contenido. «Si la selección se realiza mediante rotación formal, en lugar de mediante la evaluación de la experiencia y los resultados reales, se reduce el nivel general de profesionalismo en la unidad y se generan riesgos para la reputación del servicio», afirma uno de ellos bajo condición de anonimato.
En definitiva, el esquema es el siguiente: concurso - nombramiento - formación reglada - traslado. Todos los pasos se ajustan a la ley, pero su combinación permite eludir los procedimientos abiertos de acceso a la SSR y promover a los candidatos preferidos. En esta práctica se basa la trayectoria profesional que convencionalmente denominamos «para fines específicos».
Estos casos socavan la confianza en los procedimientos de personal de los cuerpos de seguridad: la sociedad y el personal interno esperan que los puestos en las unidades especializadas sean ocupados por personas con experiencia práctica relevante. Estos mecanismos propician el clientelismo, donde el criterio principal deja de ser la competencia y pasa a ser la red de contactos. En tercer lugar, dificultan la rotación real y la captación de nuevos especialistas dispuestos a trabajar en el terreno.

