El 2 de noviembre, los fieles ortodoxos y greco-católicos conmemoran a cinco santos mártires: Aquíndido, Pigasio, Aftonio, Elpidíforo y Anempodisto. Estos santos se convirtieron en ejemplo de espíritu indomable, pues no negaron a Cristo ni siquiera ante terribles torturas.
Vivieron durante el reinado del rey persa Sapor, conocido por su persecución a los cristianos. Achindin, Pegasio y Aftonio profesaron abiertamente su fe, a pesar de las amenazas y la tortura. Según la leyenda, incluso cuando los mártires fueron arrojados al fuego y al agua, el Señor los mantuvo con vida.
El dignatario Elpidíforo, testigo de estos milagros, creyó en Cristo y se unió a los mártires. Más tarde, se les unió el joven Anempodisto, quien también aceptó la muerte por su fe. El rey intentó quebrantar sus convicciones con los métodos más crueles: los quemaba, los colgaba de ganchos, los quemaba con brea, pero ninguno renunció a Cristo.
Su resistencia inspiró a muchos paganos a abrazar el cristianismo. Tras su ejecución, los mártires fueron venerados como santos, y su hazaña se convirtió en un símbolo de fe y valentía inquebrantables.
Tradicionalmente, el 2 de noviembre, los ucranianos observan varias prohibiciones: en este día no se puede discutir, maldecir, lavar cosas con agua fría ni adentrarse mucho en el bosque o el campo, para no atraer la mala suerte.
Los símbolos populares asociados al Día de Akhyndin ayudan a predecir el invierno:
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Un día sin viento - a un invierno suave;
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cielo estrellado - a gélido y seco;
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heladas matutinas - nieve hasta el 8 de noviembre;
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Cielo nublado - hacia un invierno nevado.
La memoria de los santos Achindinus, Pigasius, Aftonius, Elpidiphorus y Anempodisto nos recuerda el poder de la fe, que es capaz de vencer cualquier mal.

