Según un nuevo informe de un equipo de investigación, publicado con un enlace en Science Daily, las sustancias que componen el plástico pueden contribuir al desarrollo de enfermedades crónicas e incluso discapacidad. Los autores del estudio se centran en los ftalatos, los bisfenoles y los PFAS, que, según el informe, están directamente relacionados con un mayor riesgo de trastornos cardiovasculares, metabólicos y neurológicos.
Los científicos advierten sobre la especial vulnerabilidad de los niños: la exposición a sustancias químicas nocivas desde una edad temprana puede contribuir al aumento de peso, el desarrollo de asma y alteraciones hormonales, lo que a largo plazo afecta la salud reproductiva. El informe también llama la atención sobre el hecho de que los microplásticos pueden penetrar en los tejidos corporales, provocar inflamación crónica y causar alteraciones en los sistemas inmunitario y endocrino.
Los investigadores identifican varios mecanismos clave por los cuales el plástico y los productos químicos relacionados dañan la salud, incluida una respuesta inflamatoria debido a una respuesta inmune anormalmente activa, desequilibrios hormonales y contacto directo y cercano de microplásticos con tejidos blandos del cuerpo, lo que puede provocar daños al cerebro y otros órganos.
Las sustancias preocupantes se encuentran en una amplia gama de productos de uso común, como envases de alimentos y bebidas, vajillas de plástico, cosméticos, textiles, artículos para el hogar y juguetes. Los autores del informe subrayan que, debido a su uso generalizado, la precaución y la prevención deben ser prioritarias, especialmente en el caso de productos para niños.
Los expertos aconsejan a los padres y a los hogares preferir los platos de cristal o acero inoxidable al plástico, evitar calentar alimentos en recipientes de plástico y no someter los productos de plástico a un procesamiento prolongado en el lavavajillas, ya que el calor y el impacto mecánico contribuyen a la liberación de compuestos nocivos.
El informe del equipo de investigación destaca la necesidad de mayor investigación y medidas regulatorias más estrictas sobre el contenido de sustancias nocivas en los productos de consumo. Los científicos también instan a la colaboración internacional para monitorear los efectos a largo plazo de la exposición a microplásticos en la salud humana.