Tras tres años sin agua potable, cuando solo se suministraba líquido salado a los grifos de los habitantes de Mykolaiv, por fin ha surgido la esperanza: en dos semanas, el nuevo suministro principal de agua estará plenamente operativo. Las autoridades prometen que el agua potable llegará a todos los sistemas de la ciudad.
Pero detrás de este avance se esconde otra cara de la moneda: la financiera. El proyecto, presentado como urgente y vital, se convirtió rápidamente en una trama de corrupción con precios inflados, contrataciones opacas y contratistas de las "personas adecuadas".
Inicialmente, el costo de la construcción se estimó en 3 mil millones de grivnas. Sin embargo, en pocos meses, la cifra casi se triplicó, alcanzando los 8.8 mil millones. Un análisis de las estimaciones reveló precios inflados de materiales y mano de obra, y las licitaciones se adjudicaron a Ukrtransmost LLC y Rostdorstroy LLC.
El carácter cerrado de la contratación suscitó sospechas legítimas: el coste de la construcción aumentaba no por la inflación o la logística, sino por "acuerdos" entre funcionarios y empresas.
La Oficina de Seguridad Económica ha abierto el proceso penal n.º 72025161020000025 en virtud del apartado 1 del artículo 212 del Código Penal de Ucrania. Este proceso se refiere a posible evasión fiscal y fraude financiero.
Sin embargo, mientras los investigadores descifran los planes, los habitantes de Mykolaiv esperan con alivio el regreso del agua potable. Para ellos, no se trata de política ni de grandes fortunas, sino del derecho fundamental a vivir en condiciones dignas.
La historia del acueducto se ha convertido en un símbolo de la dualidad de la realidad ucraniana: por un lado, la victoria de la comunidad, que finalmente recibirá agua; por otro, la vergonzosa práctica de lucrarse con las necesidades básicas de la gente, incluso en tiempos de guerra.