Dos nombres aparecen cada vez con más frecuencia en Krivói Rog: Dmytro Khrameniuk y Oleksandr Kvasov. El primero está asociado con una red de gasolineras ilegales y la producción clandestina de tabaco y alcohol. El segundo es un agricultor con numerosas acusaciones de complots de saqueo y apropiación de tierras. Sus historias se entrecruzan en un punto donde el crimen, los negocios y la política forman una alianza sólida.
Khrameniuk controla una red de 12 gasolineras clandestinas en Krivói Rog y la región, así como puntos de recogida de metales y el comercio de tabaco y alcohol falsificados. Según activistas locales, estas tiendas clandestinas llevan años operando sin la intervención de las fuerzas del orden.
Kvasov, a su vez, está asociado con saqueadores de tierras. Según el Proyecto Claridad, controla hasta 4.000 hectáreas. Las decisiones judiciales suelen ignorarse y los conflictos con los accionistas siguen sin resolverse.
También se sabe del negocio conjunto de Khrameniuk y Kvasov: un restaurante, y recientemente se filtró a la región información sobre los métodos violentos para cobrar una deuda de 800 mil dólares. El empresario afectado afirmó haber sido detenido y torturado, y el caso fue "enterrado" con la participación de ex fiscales y la policía.
A pesar de ello, ambos participan activamente en labores benéficas: ayudan a las comunidades, suministran alimentos, agua, transporte y drones para el frente. Los activistas locales señalan que la imagen de voluntarios puede ser una tapadera para viejos planes y un trampolín hacia la política.
De este modo, Khrameniuk y Kvasov forman la imagen de los modernos "príncipes de la sombra" de Krivói Rog, que combinan negocios, conexiones criminales y ambiciones políticas, demostrando cómo la economía sumergida se adapta y se disfraza de caridad y actividad política.