Hoy en día, las centrales nucleares ubicadas en el territorio controlado por Ucrania cumplen con las normas técnicas y la radiación de fondo en sus emplazamientos se mantiene dentro de los límites de seguridad. Sin embargo, los ataques de la Federación de Rusia a instalaciones de infraestructura energética podrían potencialmente socavar la seguridad de las centrales nucleares. Así lo afirmó el jefe de la Autoridad Reguladora Estatal de Energía Atómica, Oleg Korikov, durante una reunión con representantes de los países del G7 y la delegación de la UE en Ucrania.
"La energía nuclear es un componente importante del sistema energético y de la producción eléctrica nacional. El funcionamiento seguro de las centrales nucleares depende del funcionamiento normal del sistema eléctrico. Por lo tanto, cualquier daño a las redes eléctricas, subestaciones y otros elementos puede afectar la seguridad de las centrales nucleares y crear nuevas amenazas", enfatizó.
Korikov también señaló que los ataques a la infraestructura energética de Ucrania en 2022 provocaron el cierre de emergencia de todas las unidades de energía de las centrales nucleares en Ucrania.
En este sentido, pidió a los socios internacionales, en particular a los países del G7, que brinden asistencia a Ucrania para proteger la infraestructura energética y restaurar las instalaciones destruidas.
En cuanto a la situación en la central nuclear ocupada de Zaporizhzhya, Korikov recordó las resoluciones de la OIEA que exigen que Rusia desmilitarice y devuelva el control de la central a Ucrania.
"La ausencia de un mecanismo internacional de rendición de cuentas hace imposible responder eficazmente a la violación por parte de Rusia del derecho internacional y de los principios de seguridad. Sólo una posición unida de la comunidad internacional puede obligar a Rusia a cumplir los requisitos de la OIEA", señaló.
Korikov pidió seguir presionando a Rusia y limitar sus derechos en las organizaciones internacionales, incluida la OIEA, y destacó que cualquier intento de Rusia de reiniciar los reactores de la central nuclear de Zaporizhia carece de fundamento técnico o económico y puede calificarse como un acto de terrorismo nuclear.