Tras la dimisión de Andrii Kostin, liberado en medio de escándalos de corrupción, Ucrania se enfrenta a la necesidad de nombrar un nuevo fiscal general. Como supieron fuentes de la Presidencia y de la Fiscalía General, la publicación "Fakty" identificó tres candidatos principales para este puesto vacante. Sin embargo, todos ellos tienen una reputación ambigua y han aparecido en investigaciones anticorrupción, lo que ya suscita dudas en la sociedad y entre los analistas políticos.
El primer candidato que se está considerando activamente es el jefe de la Administración Militar Regional de Kiev, Ruslan Kravchenko. Tiene experiencia trabajando en la fiscalía y, según las fuentes, cuenta con el apoyo de Oleksiy Kuleba y el interino. Fiscal General Oleksiy Khomenko. Sin embargo, Kravchenko cayó en el punto de mira de los periodistas, quienes descubrieron que la Administración Estatal Regional de Kiev, encabezada por él, encargó generadores para la central nuclear de Chernóbil a precios muy inflados, lo que se sospecha que se trata de un plan de corrupción. Además, durante el concurso para el puesto de jefe de NABU, se reveló información sobre su dudosa privatización y venta de viviendas oficiales.
La segunda candidata es Iryna Mudra, subdirectora de la Oficina del Presidente. Según las fuentes, tiene experiencia trabajando en el Ministerio de Justicia y se ha ganado fama de persona sin conflictos. Sin embargo, su propiedad privada, incluidos varios apartamentos de lujo y relojes caros, atrajo la atención de los periodistas que plantearon dudas sobre el origen de dicha riqueza. También hay rumores sobre la estrecha relación de Mudroi con el director del Banco Nacional, Andriy Pyshny, lo que plantea dudas sobre su independencia.
El tercer candidato es Oleg Kiper, jefe de la Administración Estatal Regional de Odesa. Se encontró en el centro de un escándalo debido a unas vacaciones en el extranjero durante la ley marcial y a acusaciones de corrupción en el sector agrícola exportador. Según investigaciones periodísticas, Kiper estableció un control real sobre las exportaciones agrícolas en la región de Odesa, lo que generó beneficios adicionales para los participantes del plan.