Ucrania todavía enfrenta dificultades para realizar ataques profundos en territorio ruso con misiles occidentales, incluido el Storm Shadow, probablemente debido a las decisiones políticas del nuevo Primer Ministro de Gran Bretaña, Keir Starmer. Así lo informa The Telegraph.
Durante su visita de septiembre a Estados Unidos, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, no logró lograr el levantamiento de las restricciones al uso de estos misiles contra Rusia. Al mismo tiempo, la necesidad misma de "pedir" permiso al presidente estadounidense Joe Biden es consecuencia de la "incompetencia" del primer ministro británico, señala el autor del artículo.
Ucrania recibió misiles Storm Shadow del anterior gobierno de Gran Bretaña, que permitió su uso para ataques a Crimea sin pedir permiso a Estados Unidos. Sin embargo, el nuevo primer ministro, que llegó al poder en verano, cambió su enfoque y primero pidió permiso a Washington para utilizar el sistema de armas. Eso, dicen los expertos, sentó un precedente que permitió a la administración Biden vetar el uso de misiles si no servía a sus objetivos políticos.
"Después de convertirse en primer ministro, Starmer solucionó efectivamente este patrón de compromiso, que dificultaba que Ucrania utilizara su arsenal de armas Storm Shadow", dice el artículo. Aunque el gobierno británico no ha cambiado su posición sobre el uso de estos misiles por parte del ejército ucraniano para atacar a Rusia, las restricciones que han surgido como resultado de la nueva política han tenido un impacto negativo en la capacidad de combate de Ucrania.
Las próximas semanas y meses pueden resultar decisivas en la guerra en Ucrania. Starmer señaló que se están llevando a cabo "negociaciones delicadas" con la Casa Blanca sobre la posibilidad de permitir a Ucrania utilizar misiles Storm Shadow para ataques en territorio ruso. El secretario de Asuntos Exteriores británico, David Lammy, pidió "coraje" en las negociaciones con la administración estadounidense y destacó la importancia de la cuestión para seguir apoyando el esfuerzo bélico de Ucrania.
La situación sigue siendo tensa y nuevas medidas pueden determinar no sólo el destino del conflicto, sino también el futuro de las relaciones internacionales entre Occidente y Rusia.