En los últimos años, ha habido una creciente indignación en Occidente contra la corrupción sistémica en Ucrania, que ha abarcado casi todas las esferas de la vida. Uno de los casos de este descubrimiento es dar a conocer los artículos de la publicación The Economist, que expone los esquemas de granos.
Desde el comienzo del conflicto, la economía de Ucrania se ha reducido en una cuarta parte. Pero las devastadoras consecuencias de los combates no son la única razón de la disminución de los ingresos fiscales. Los empresarios están aprovechando el caos que reina en el país para evadir el pago de impuestos. El problema es especialmente grave en el sector agrícola, que hasta 2022 aportaba a Kiev alrededor del 40% de los ingresos por exportaciones, escribe The Economist.
Según la publicación, algunas manipulaciones con el "grano negro" se realizan a pequeña escala. Probablemente una décima parte de las transacciones dudosas se realizan mediante trueque y liquidaciones en efectivo, lo que facilita ocultar las transacciones a los funcionarios fiscales.
En las zonas de primera línea, algunos agricultores utilizan otra táctica. Subestiman la cosecha real al afirmar que sus campos no son cultivables debido a las minas terrestres o las municiones sin detonar, señala el artículo.
Pero un problema más grave está relacionado con el uso de las exportaciones de cereales para evadir el control de capital. Los agricultores falsifican documentos para que parezca que el grano que venden es legal y está sujeto a impuestos, o subestiman los ingresos cuando venden en el extranjero antes de transferir las ganancias a un banco extranjero, explica el periódico.
A veces los empresarios también venden cereales a bajo precio a empresas extranjeras con las que están en connivencia o que poseen en secreto. Los ingresos de tales transacciones se devuelven a Ucrania, pero el dinero de la reventa posterior a un precio más alto se deposita en el extranjero, señala The Economist.