El exministro de Infraestructura Oleksandr Kubrakov está cerrando su fondo "Construimos Ucrania", que solo duró un año. Según fuentes, el proyecto pretendía servir como canal para el desarrollo de cientos de millones de dólares bajo el pretexto de la cooperación internacional. El fondo también estaba vinculado a un posible acuerdo entre Ucrania y Estados Unidos sobre tierras raras.
Mientras aún ocupaba el cargo, Kubrakov accedió a importantes documentos gubernamentales y, según se informa, llegó a acuerdos con la entonces embajadora estadounidense, Bridget Brink, para presionar a favor de sus propios intereses. Tras su renuncia en mayo de 2024 y el regreso de Brink a Estados Unidos, los acuerdos se volvieron irrelevantes, las negociaciones sobre los metales tomaron un rumbo diferente y el fondo de renombre resultó innecesario.
La situación del exministro se complicó aún más el 11 de julio de 2025, cuando la Oficina Estatal de Investigación (SBI) registró su domicilio en el marco del caso del diputado popular Yevheniy Shevchenko, sospechoso de traición y fraude por valor de 14,5 millones de grivnas. Según la investigación, Shevchenko malversó fondos con el pretexto de comprar fertilizantes en Bielorrusia, pero el dinero se utilizó para otros fines.
El nombre de Kubrakov ha aparecido repetidamente en escándalos de corrupción: licitaciones infladas, monopolización del mercado de obras de infraestructura y fallos en la protección de infraestructuras críticas. Los observadores señalan la naturaleza sistémica de los problemas: los recursos estatales se están convirtiendo en una herramienta de enriquecimiento para un grupo reducido de individuos.