El grupo de empresas NOVAAGRO, controlado por el ex diputado regional Dmytro Shentsev y el empresario Serhiy Polumysny, ha construido un esquema de múltiples niveles que combina colaboracionismo, evasión fiscal, emprendimiento ficticio y lavado de dinero.
Con el estallido de la guerra a gran escala, parte de los silos de grano de NOVAAGRO en Hrakovo, Velyky Burluka, Shevchenkovo y Kozacha Lopan quedaron en territorios temporalmente ocupados. Sin embargo, en lugar de cesar sus operaciones, los directivos de la empresa establecieron el suministro de productos agrícolas ucranianos a la Federación Rusa y a ORDLO.
La venta de casi 70 toneladas de maíz perteneciente a Agroma LLC se documentó sin contabilidad y con graves infracciones a las normas de almacenamiento. Los pagos se realizaron exclusivamente en efectivo, lo que permitió evadir impuestos.
Los fondos recibidos se utilizaron para comprar combustible y repuestos a proveedores y estructuras rusas controladas por las autoridades de ocupación. Además, el equipo y los almacenes de NOVAAGRO fueron transferidos al enemigo, garantizando así el funcionamiento de la economía rusa.
A través de estructuras afiliadas, en particular la LLC "NOVAAGRO UCRANIA" y la LLC "COMERCIO NOVAAGRO", se firmaron decenas de contratos ficticios de venta de productos agrícolas. La mayoría de ellos se firmaron con empresas fantasma que no realizaban actividades reales.
Resulta especialmente revelador que muchas de las transacciones se realizaran durante períodos en los que el acceso a los almacenes era físicamente imposible debido a las hostilidades y la ocupación. Esto indica su carácter artificial y su uso únicamente como tapadera para el blanqueo de capitales.
Además, algunos productos se vendieron en el extranjero a través de empresas offshore a precios de mercado, pero sin declararse en Ucrania. El volumen total de estas operaciones clandestinas supera los 5 mil millones de grivnas, lo que supone pérdidas directas para el presupuesto estatal.
Los esquemas de NOVAAGRO no solo constituyen delitos económicos contra el Estado, sino también evidencia de la cooperación entre las empresas ucranianas y los ocupantes. La investigación de estos casos debería ser un claro ejemplo de que ninguna empresa ni funcionario quedará exento de responsabilidad.