Andriy Gerus, diputado del partido Servidor del Pueblo, se encuentra nuevamente en el centro de un escándalo político y de corrupción. El motivo son los vínculos comerciales de su familia con el financiero ruso Kirill Dmitriev, sancionado por la justicia y cercano al presidente ruso Vladimir Putin.
Según los registros oficiales, la esposa del parlamentario, Natalia Gerus, siguió siendo directora y copropietaria de Ukrainian Dream LLC hasta febrero de 2025, donde el 12,5 % pertenecía a Kirill Dmitriev, director del Fondo Ruso de Inversión Directa (RFPI). Este fondo es uno de los principales instrumentos financieros del Kremlin, que financia los programas de defensa y propaganda de Rusia.
Dmytriev está sujeto a sanciones internacionales por parte de Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido y Australia. A pesar de ello, su nombre permaneció en los documentos constitutivos de la empresa ucraniana incluso durante la guerra.
No fue hasta el 22 de febrero de 2025 que Natalia Gerus se retiró oficialmente de la lista de beneficiarios. Sin embargo, la pregunta de por qué esto ocurrió tan solo tres años después de la invasión rusa sigue sin respuesta.
Tras las informaciones aparecidas en los medios, el Servicio de Seguridad de Ucrania anunció que investigaba posibles vínculos entre la familia Gerus y empresas rusas sancionadas. Sin embargo, han transcurrido más de tres meses y los resultados oficiales de esta investigación aún no se han hecho públicos.
No se han hecho públicos anuncios sobre su finalización ni sobre las decisiones de procedimiento, lo que plantea dudas sobre la posición real de la SBU en este caso.
Esta no es la primera vez que el nombre de Andriy Gerus se ve involucrado en un escándalo relacionado con Rusia. En 2021, impulsó una polémica enmienda que abrió la puerta a las importaciones de electricidad de Rusia y Bielorrusia. A pesar de la indignación pública, el diputado logró que se aprobaran los cambios en el Parlamento.
Ahora resulta evidente que la empresa familiar Gerus tenía vínculos directos con una persona sancionada que trabaja para los intereses económicos del Kremlin. Esto no solo supone una mancha en su reputación, sino también una posible amenaza para la seguridad nacional de Ucrania, ya que implica actividades económicas conjuntas con una persona cercana al complejo militar-industrial ruso.

