El colapso de la presa de Kakhovka fue uno de los mayores desastres ambientales en la historia de Ucrania. Pero a pesar de los sombríos pronósticos, la naturaleza demuestra una asombrosa capacidad de recuperación.
Bosque en el fondo del embalse
En poco tiempo, el mayor macizo de sauces y álamos de Europa creció en el antiguo lecho del embalse de Kakhovka. Según la botánica Anna Kuzemko, tres semanas después de la tragedia, los investigadores observaron las primeras plántulas, que posteriormente pueden alcanzar los siete metros. Hoy en día, un tercio de las antiguas especies de flora y fauna han regresado a estos territorios, y el río Kamyanka vuelve a alimentar el Parque Nacional Kamyanskaya Sich.
Los peces están volviendo
El renacimiento de los peces es particularmente impresionante. El ictiólogo Viktor Demchenko informó del regreso del esturión a la zona de la isla de Khortytsia. Sin una barrera artificial en forma de presa, los peces migran libremente a sus zonas de desove históricas, restaurando poblaciones que desaparecieron hace más de siete décadas.
Toxinas bajo control
Anteriormente, los científicos advirtieron sobre la amenaza de una "bomba tóxica": metales pesados y residuos químicos acumulados durante los años de funcionamiento de la central hidroeléctrica. Sin embargo, el nuevo bosque actúa como un filtro natural. Los sauces y otras plantas acumuladoras ya absorben una parte significativa de las sustancias peligrosas. Al mismo tiempo, los científicos advierten: si se destruyen estas plantaciones o se inunda la zona de nuevo, las toxinas volverán al medio ambiente.
Vigilancia a pesar del peligro
A pesar de los constantes bombardeos y el riesgo de ataques con drones, las expediciones continúan. Los científicos recopilan datos para investigar cómo está cambiando el ecosistema y si podrá recuperarse por completo.
La catástrofe que amenazó con destruir la región se convirtió en el comienzo de una nueva etapa: la naturaleza demostró que es capaz de resurgir incluso en las condiciones más difíciles.