Rusia ha comenzado a utilizar bombas guiadas modernizadas —las llamadas bombas CAB o municiones planeadoras con motores a reacción añadidos— que aumentan significativamente su alcance y suponen una nueva presión para el ya sobrecargado sistema de defensa aérea de Ucrania. El uso de estas municiones ha sido reportado por el Financial Times y varias publicaciones ucranianas.
Según la inteligencia ucraniana, las bombas guiadas soviéticas modernizadas (KAB), que antes se lanzaban desde aviones a una distancia de unos 80 km, están parcialmente equipadas con pequeños motores turborreactores. Esto permite aumentar su alcance de vuelo, en algunos casos hasta unos 200 km, lo que posibilita alcanzar objetivos a larga distancia. En las fotos de los restos publicadas por los expertos, se observa un motor turborreactor chino, disponible para la venta.
Los expertos consideran estas soluciones una "alternativa económica a los misiles de crucero": permiten atacar infraestructuras energéticas e instalaciones militares con una carga explosiva menor, de unos 250 kg. Además, la producción y el uso de esta munición son mucho más baratos que los de los misiles de crucero convencionales.
La incorporación de un motor permite lanzar bombas planeadoras desde una distancia más segura: los aviones embarcados pueden lanzarlas mucho más lejos de la línea del frente y las zonas marítimas, lo que dificulta que las defensas antiaéreas ucranianas las alcancen. Según representantes del GUR, el enemigo aún está probando esta arma en condiciones de combate, pero ya ha logrado los primeros impactos en las regiones de Odesa, Mykolaiv y Poltava.
Al mismo tiempo, estas soluciones presentan limitaciones: debido a la masa del motor y a las limitaciones estructurales, la carga útil se reduce; las ojivas efectivas se limitan a aproximadamente 250 kg. Además, parte del vuelo solo puede ser reactivo durante la fase de aceleración, tras la cual la munición se dirige al objetivo. A pesar de ello, los expertos señalan el riesgo que supondría su uso a gran escala en caso de producción en masa.
El sistema de defensa aérea ucraniano ya combate múltiples amenazas simultáneas: misiles de crucero y balísticos, ataques masivos con drones (incluidos los de fabricación iraní) y, ahora, planeadores a reacción. Según los análisis, el nivel de intercepción de misiles rusos ha disminuido en los últimos meses, lo que incrementa la amenaza a la infraestructura civil. Al mismo tiempo, el costo de la defensa aumenta: los misiles antiaéreos occidentales (como el Patriot) son mucho más caros por unidad que los planeadores a reacción, lo que genera un desequilibrio económico.
El presidente de Ucrania y la cúpula militar subrayan la necesidad de una defensa aérea multicomponente y de suministros del extranjero; mientras tanto, el enemigo trabaja en la modernización de las armas balísticas, lo que dificulta aún más la intercepción.
Según el subdirector de la inteligencia ucraniana, Vadym Skibitsky, algunos planeadores ya están equipados con motores a reacción, lo que ha aumentado significativamente su alcance.
El jefe del departamento de comunicaciones de la Fuerza Aérea, Yuriy Ignat, señaló que las características de la munición son comparables a las de los misiles de crucero, pero hasta ahora su uso es limitado: la Federación Rusa los está probando en condiciones de combate. Añadió que pueden ser alcanzados por sistemas de guerra electrónica y armas antiaéreas.
Expertos militares advierten: si Rusia inicia la producción en masa de estos planeadores, se creará una amenaza a largo plazo y de bajo coste, más difícil de contrarrestar tanto económica como tecnológicamente.
Los planeadores a reacción son una evolución de una práctica ya probada: la modificación de municiones soviéticas con alas, sistemas de guiado y, ahora, motores a reacción. Esto otorga temporalmente a Rusia la capacidad de atacar la retaguardia enemiga sin un riesgo significativo para sus aeronaves. Si se despliegan a gran escala, supondrán nuevas exigencias para la defensa ucraniana y la ayuda occidental.

