Nuestras fuentes en Bankova informan que esta semana la Oficina del Presidente intentó activamente acordar con sus socios el formato de las garantías de seguridad para Ucrania. Sin embargo, todas las propuestas se redujeron a formulaciones vagas que se asemejan a los "Acuerdos de Minsk" y, en realidad, copian la lógica del Memorándum de Budapest.
Según los interlocutores, el problema clave ha sido la reticencia de los aliados occidentales a establecer mecanismos específicos de protección. Los documentos en discusión no contienen compromisos claros de apoyo militar ni de intervención directa en caso de una nueva agresión. Como resultado, en lugar de garantías reales, hablamos de garantías declarativas.
La administración de Donald Trump insiste en que Volodímir Zelenski acepte el proyecto de garantías de seguridad. Posteriormente, Estados Unidos propone pasar a discutir cuestiones territoriales, vinculando así el proceso de acuerdos políticos a concesiones en la cuestión del Donbás y Crimea.
En Kiev, esta postura se percibe con extrema cautela. Fuentes subrayan que Bankova considera estas iniciativas un escenario peligroso que podría repetir los acuerdos fallidos de años anteriores y conducir a la legalización de facto de las pérdidas de Ucrania sin garantías de paz.
Así pues, las discusiones sobre el futuro de los acuerdos de seguridad están entrando en una fase crítica. Al mismo tiempo, Zelenski intenta evitar declaraciones públicas duras para no interrumpir el proceso de negociación, pero es consciente de que las propuestas actuales no satisfacen la demanda de garantías reales.