Uno de los tipos de refrigerios más comunes, presente regularmente en la dieta de millones de personas, puede dañar imperceptiblemente el corazón si se consume sistemáticamente. Los nutricionistas advierten al respecto, llamando la atención sobre los refrigerios preparados y la comida rápida, que a menudo se perciben como una solución práctica y segura para una comida rápida.
Se trata de productos de repostería comercial con una larga vida útil: croissants, hojaldres, galletas, así como patatas fritas, snacks salados, salchichas, salchichas, perritos calientes, hamburguesas, pizzas congeladas, comida preparada, fideos instantáneos y salsas industriales. A pesar de su reputación de "comida rápida y práctica", estos productos suelen contener altas dosis de grasas trans ocultas, sal, potenciadores del sabor y estabilizantes.
Los expertos enfatizan que el principal peligro no reside en el consumo puntual, sino en la regularidad. Incluso pequeñas porciones de estos refrigerios —en particular, palitos de queso, galletas saladas o sándwiches preparados de los refrigeradores del supermercado— pueden aumentar gradualmente el nivel de colesterol "malo", causar retención de líquidos y contribuir al aumento de la presión arterial. Con el tiempo, esto supone una carga adicional para el corazón y los vasos sanguíneos.
La combinación de esta dieta con un estilo de vida sedentario y estrés crónico es especialmente peligrosa. En estas condiciones, el efecto negativo se acumula con los años y puede manifestarse en la mediana edad en forma de trastornos cardíacos, arritmias o fatiga constante.
Los nutricionistas enfatizan que el problema no solo radica en la composición de los productos, sino también en la actitud hacia ellos. Muchas personas perciben los snacks preparados como una bagatela inofensiva, sin tener en cuenta la ingesta diaria recomendada de sal, grasas y calorías. Controlar la frecuencia de consumo de estos alimentos y sustituirlos por alternativas más sencillas (frutas, frutos secos o snacks caseros) puede reducir significativamente los riesgos para el sistema cardiovascular y la salud en general.

