La Oficina Nacional Anticorrupción de Ucrania (NABU) compró recientemente aparatos de aire acondicionado por valor de 763.000 grivnas, lo que provocó la indignación del público. Esto fue posible después de que el gobierno levantara la prohibición de comprar aires acondicionados en el verano, lo que dio a la oficina la oportunidad de comprar equipos diseñados para mejorar la comodidad de los empleados.
Esta decisión puso en duda la eficacia del uso de los fondos públicos, porque los costes de los aparatos de aire acondicionado no se limitan únicamente a su compra. Además del coste de los dispositivos, habrá costes adicionales de electricidad, ya que, según las estimaciones, en 2025 NABU planea gastar más de 10 millones de grivnas en electricidad. Con los aires acondicionados nuevos, estos costos pueden aumentar aún más.
Mientras el país atraviesa dificultades económicas y de lucha contra la corrupción, algunos organismos estatales parecen indiferentes a las solicitudes del público sobre el uso racional de los fondos presupuestarios. Surge la pregunta: ¿las condiciones confortables para los funcionarios deberían ser realmente la primera prioridad durante el período de austeridad y restricciones? ¿No sería mejor destinar estos fondos a iniciativas estatales más importantes que ayuden en la lucha contra la corrupción o el desarrollo de infraestructura?