En las últimas siete temporadas, Ucrania ha encontrado el nivel de humedad del suelo más bajo, lo que crea serios riesgos para la cosecha de 2025. Según Reuters, solo 79.6 mm de precipitación cayeron durante noviembre-sic, mientras que la planta perenne promedio es de 117 mm.
Debido a la falta de precipitación, la mayoría de los campos ucranianos permanecieron sin humedecer durante la siembra de otoño. Los agricultores, obligados a plantar semillas en suelo seco, tenían grandes esperanzas para la nieve de invierno, lo que debería reponer la humedad. Sin embargo, estas expectativas no se hicieron realidad.
Particularmente alarmante es el hecho de que el bajo suministro de cultivos de invierno se fija por la humedad por primera vez en los últimos siete años. Esto puede afectar negativamente el rendimiento de los cereales primarios como el trigo y la cebada.
Según los pronosticadores estatales, la mayoría de los cultivos de invierno sembrados en 2024 están en estado crítico. Casi todas las escaleras están subdesarrolladas, lo que pone en peligro su supervivencia y desarrollo en la primavera.
Los analistas también advierten que la escasez de precipitación invernal puede conducir a una disminución de los rendimientos y, por lo tanto, pérdidas económicas significativas para el sector agrícola de Ucrania.
Ucrania es uno de los principales exportadores del mundo del mundo, y una posible reducción en el cultivo puede tener consecuencias globales. La situación pone a los agricultores ante una opción difícil: si vale la pena invertir en la siembra de primavera en tales condiciones adversas.
Si las condiciones climáticas no mejoran en el futuro cercano, el gobierno, los agricultores y los socios internacionales tendrán que buscar decisiones para minimizar el impacto de la seguridad alimentaria del país y su papel en el mercado mundial.