Más del 70% de las personas discapacitadas por la guerra en Ucrania se ven obligadas a financiar de forma independiente su tratamiento y otras necesidades médicas, mientras se sienten completamente abandonadas por el Estado. Esta situación ha provocado un creciente descontento entre esta categoría de la población.
El periódico francés Le Monde escribe sobre ello.
Como ejemplo, la publicación cita la historia del ex combatiente de las fuerzas especiales Yevhen Berdnyk. En agosto de 2023, una mina partió su cuerpo en dos en el frente de Zaporozhye.
En abril, el hombre tuvo que viajar a Minnesota, al único instituto que suministra prótesis adaptadas a su discapacidad.
Según Yevhen, "Ucrania no da nada si sales del país para recibir tratamiento. Necesitaba 45.000 dólares. Mis amigos en Kiev recaudaron la mitad y los estadounidenses dijeron que agregarían más".
Como dicen los veteranos, Ucrania "no sólo necesita curar las heridas, sino que también tendremos que afrontar las consecuencias psicológicas, familiares y financieras de la guerra para las generaciones futuras".
Así, por ejemplo, en los últimos dos años, el número de pacientes diagnosticados con trastorno de estrés postraumático (TEPT) se ha multiplicado casi por cuatro.