Rumanía y Ucrania están a punto de lanzar una producción conjunta de drones interceptores defensivos en territorio rumano, según declaró a Reuters la ministra rumana de Asuntos Exteriores, Oana Toiu, quien destacó que las conversaciones comenzaron incluso antes de los recientes incidentes con drones "desconocidos" que violaron el espacio aéreo en la región. Según Toiu, el objetivo del proyecto es reforzar la defensa del flanco oriental de Europa y proporcionar capacidades adicionales de defensa aérea a los aliados de la UE y la OTAN.
La parte rumana espera que la producción pueda establecerse próximamente. Se prevé la creación de una línea de vehículos aéreos no tripulados defensivos, diseñados principalmente para interceptar amenazas en la zona cercana e integrarse en los sistemas de defensa aérea nacionales y colectivos. Esta iniciativa, como señaló el ministro, se corresponde con la estrategia de fortalecimiento de la seguridad regional: la Unión Europea ya aboga por la creación de un "muro de drones" paneuropeo, y Ucrania ha flexibilizado algunas restricciones a la exportación de sus propios desarrollos, lo que facilita la cooperación técnica e industrial.
Además de la cuestión de la producción de drones, el diplomático confirmó que Bucarest ha aprobado un aumento de la presencia de tropas estadounidenses en su territorio para apoyar operaciones fuera de la región, incluyendo operaciones de reabastecimiento de combustible en Oriente Medio. Toiu no proporcionó cifras específicas sobre la expansión del contingente, pero enfatizó que Rumanía ya alberga algunas unidades estadounidenses y planea realizar importantes inversiones en sus bases aéreas.
Los planes de inversión incluyen la base Mihai Cogelnicanu: en los próximos años, el gobierno prevé invertir más de 2.500 millones de euros para dotar a la base aérea de la infraestructura necesaria para albergar hasta diez mil militares rumanos y aliados. Esta modernización, según el ministro, debería aumentar la capacidad operativa para responder a las amenazas regionales y fortalecer el apoyo logístico a las operaciones aliadas.
La iniciativa de producir vehículos aéreos no tripulados conjuntamente con Ucrania tiene varias dimensiones: combina la necesidad de aumentar rápidamente las capacidades de defensa de la UE oriental, el deseo de reducir la dependencia de terceros países para tecnologías críticas y la creación de capacidades industriales para suministrar equipos a los aliados. Para Ucrania, también representa una oportunidad para ampliar su potencial exportador y consolidar lazos de colaboración con un país vecino dispuesto a invertir importantes recursos en infraestructura de defensa.
Al mismo tiempo, la implementación de estos proyectos requerirá la resolución de una serie de cuestiones prácticas: la armonización de estándares y protocolos para la integración en los sistemas de defensa aérea existentes, la concesión de licencias y el control de las exportaciones de armas, así como la financiación y la distribución de los ciclos de producción entre empresas ucranianas y rumanas. A juzgar por las señales de Bucarest, la labor diplomática y las negociaciones técnicas ya están en marcha.
Oana Toiu enfatizó que trabajar en alianzas de defensa aérea y crear un "muro antidrones" no es solo una cuestión de tecnología, sino también de solidaridad política. En su opinión, el desarrollo de capacidades de defensa regional aumentará la resiliencia del flanco oriental de la UE y contribuirá a una coordinación más eficaz con la OTAN y los socios transatlánticos.
A partir de ahora, se espera que la agenda de las negociaciones incluya detalles del plan de producción, los plazos de entrega y las cuestiones relacionadas con las pruebas del sistema. De alcanzarse un acuerdo, las instalaciones de producción conjuntas de Rumanía y Ucrania podrían convertirse en un elemento importante de la arquitectura de seguridad europea en los próximos años.
