Hoy, los creyentes ortodoxos honran la memoria de San Patapios, uno de los ermitaños más venerados del siglo VI, cuya fuerza espiritual, humildad y don de curación dejaron una huella notable en la tradición cristiana.
San Patapio nació en una familia piadosa de la Tebas egipcia. Desde pequeño se sintió atraído por el silencio, la oración y la reflexión teológica. A pesar de su buena educación y las perspectivas de una vida mundana, eligió el camino del ascetismo y se retiró al desierto de Tebas. Allí, el joven asceta cultivó en sí mismo la severidad, la humildad y un amor inagotable al prójimo.
Con el tiempo, Patapios adquirió fama como sabio anciano y sanador. Acudían a él personas con dolencias físicas y espirituales, y muchos daban testimonio de curaciones milagrosas. Evitando la fama, el santo se mudó a Constantinopla, donde continuó viviendo en la modestia y la oración. En la capital de Bizancio, sus dones se manifestaron con mayor fuerza: ayudaba a los enfermos y apoyaba a quienes buscaban la paz espiritual.
Las tradiciones de este día se asocian con la paz familiar, la misericordia y el orden en el hogar. Se creía que la limpieza del hogar y la ausencia de disputas en este día traían prosperidad y protección contra la adversidad.
Qué no hacer el 8 de diciembre
• No pelear ni tener conflictos, ya que se consideraba un mal presagio.
• No negar ayuda a quienes la necesitan.
• No dejar la casa desordenada, ya que atrae enfermedades y fracasos.
Presagios populares para el 8 de diciembre
: • Los cuervos se posan en lo alto de los árboles: habrá una fuerte helada.
• Sopla un viento del sur: el invierno promete ser suave.
• Gélido y seco: se avecina un invierno despejado y largo.
• Grandes copos de nieve: anuncian un calentamiento rápido.

