El exministro de Economía, Tymofiy Mylovanov, afirmó que, tras la guerra, Ucrania podría enfrentarse a una grave escasez de mano de obra. Según él, el país tendrá que atraer a unos 10 millones de trabajadores migrantes para estabilizar y desarrollar la economía.
Cuando un periodista le preguntó cuántos trabajadores serían necesarios importar para lograr el crecimiento económico, Mylovanov respondió inequívocamente: "Diez millones. Prepárense para una nueva Ucrania".
La razón es el rápido envejecimiento de la población y una reducción significativa de la población económicamente activa. Ucrania ya presenta una proporción crítica entre quienes trabajan y quienes están jubilados. La guerra no ha hecho más que agravar este problema: una parte significativa de la población se ha marchado al extranjero, mientras que otros han fallecido o han perdido su capacidad laboral.
Mylovanov enfatiza que si los ucranianos no cambian su enfoque del trabajo, la productividad y la educación, el país se verá obligado a importar masivamente trabajadores, no decenas de miles, sino millones. Esto afectará principalmente a las profesiones que requieren mucha mano de obra: obreros de la construcción, mecánicos y trabajadores de producción.
Este pronóstico genera debate: ¿está preparado el Estado ucraniano para integrar a un gran número de trabajadores extranjeros? ¿Existe una estrategia de política migratoria? ¿Cuáles serán las consecuencias sociales?
Sin embargo, una cosa está clara: la crisis demográfica se está convirtiendo en una de las principales amenazas para la recuperación posbélica. Y ahora Ucrania debe elegir entre el retorno masivo de sus ciudadanos y la participación de extranjeros.