Mykhailo Podolyak, asesor del jefe de la Oficina del Presidente de Ucrania, en una entrevista con el periódico alemán Die Welt, afirmó que hay que obligar a la Federación de Rusia a negociar mediante un enfoque integral, ya que no está preparada para llevar a cabo negociaciones reales. basado en el derecho internacional. Podolyak señaló que el plan de Ucrania incluye cuatro elementos principales: coerción política, militar, económica y diplomática.
Podoliak enfatizó que la coerción política debe dar una señal clara de que cada país tiene derecho a elegir su propio camino y alianzas. Sin embargo, el aspecto más discutido es la coerción militar, que implica trasladar la guerra al territorio de Rusia. Según el asesor, los ataques a regiones rusas, como la región de Kursk, así como a otros territorios fronterizos y profundos de Rusia, no sólo tienen importancia militar, sino también un profundo impacto social en la población de Rusia.
Las operaciones militares en el territorio de la Federación de Rusia tienen como objetivo destruir infraestructuras clave: almacenes, fábricas, centros logísticos. Esto aumenta la presión económica, ya que Rusia ya enfrenta una grave escasez de municiones y armas. Podoliak enfatiza que el agotamiento de los recursos rusos es evidente, especialmente porque el Kremlin se ve obligado a recurrir a países como Corea del Norte e Irán en busca de ayuda.
El asesor también destacó la importancia de la coerción diplomática. Señaló que Rusia gasta mucho dinero en guerras, lo que afecta su economía y sus recursos. Al mismo tiempo, nuevos ataques militares en territorio ruso podrían provocar un cambio de sentimiento entre los rusos, lo que tendría graves consecuencias para la estabilidad del Kremlin. Según Podolyak, tales ataques podrían provocar protestas sociales, lo que debilitaría el poder de Putin.
Uno de los aspectos clave de la estrategia de Ucrania es el uso de armas occidentales de largo alcance para atacar importantes instalaciones militares en el territorio de Rusia. Podoliak afirma que esto aceleraría significativamente el curso de la guerra y detendría la actividad de las tropas rusas. Los ataques a infraestructuras críticas, como centros de transporte, podrían afectar gravemente las capacidades de combate de Rusia y obligarla a negociar.