Tras la picadura de ciertos tipos de garrapatas, una persona puede desarrollar una alergia peligrosa a la carne, los lácteos y otros productos animales. Esta enfermedad se denomina síndrome alfa-gal y se ha registrado en un número creciente de países en los últimos años, según informó la publicación Sciencealert.
El síndrome de alfa-gal es una reacción alérgica que se produce cuando el cuerpo se expone a la molécula de azúcar galactosa-alfa-1,3-galactosa (alfa-gal). Esta sustancia se encuentra de forma natural en los tejidos de la mayoría de los mamíferos, como vacas, cerdos, ciervos y conejos, pero está ausente en los humanos.
La infección suele ocurrir tras la picadura de una garrapata. Durante la picadura, la garrapata inyecta saliva que contiene enzimas, anestésicos y, a veces, alfa-gal. El cuerpo percibe esta molécula como peligrosa, y el consumo posterior de alimentos que la contienen puede provocar una fuerte respuesta inmunitaria.
Los síntomas suelen aparecer de 2 a 6 horas después de consumir carne roja u otros productos animales. Pueden incluir urticaria, picazón, náuseas, dolor abdominal y, en casos graves, shock anafiláctico.
Inicialmente se creía que el síndrome se limitaba al sureste de Estados Unidos, donde habita la garrapata solitaria (Amblyomma americanum). Sin embargo, ahora se sabe que puede ser causado por otras especies de garrapatas, como la garrapata de patas negras (Ixodes scapularis), que también transmite la enfermedad de Lyme. Estas especies se han registrado en seis continentes.
Debido al cambio climático, el aumento de las poblaciones de ciervos y la expansión de los hábitats de las garrapatas, se han reportado casos de síndrome alfa-gal en Estados Unidos, Europa, Australia y Asia. Las garrapatas se pueden encontrar no solo en bosques, sino también en parques urbanos, casas de verano o en la hierba alta. La reacción tras una picadura puede no aparecer de inmediato, sino incluso después de varias semanas o meses.