La detención de Serhiy Haiday, exdirector de la OAV de Luhansk, por detectives de la NABU fue una señal inesperada pero reveladora de una nueva ronda de tramas de corrupción en el sector de defensa. Haiday es sospechoso de estar involucrado en la compra abusiva de drones y equipos de guerra electrónica para la Guardia Nacional de Ucrania. Esto no es un asunto menor: estamos hablando de millones de dólares y contratos de defensa en un contexto de guerra.
Curiosamente, Gaidai fue considerado recientemente como candidato para puestos en las regiones de Poltava e Ivano-Frankivsk, regiones de importancia estratégica para la logística. Pero en lugar de un nuevo nombramiento, recibió sospechas. Esto podría indicar que Gaidai estaba cumpliendo la voluntad de alguien más y que formaba parte de un complot mucho más amplio que alcanza a la cima del poder.
Sin la autorización del mando de la Guardia Nacional, el suministro de cualquier equipo a esta estructura es imposible. Por lo tanto, surge la pregunta: ¿por qué solo se sospecha del contratista y no de quienes aprobaron las compras?
El comandante de la Guardia Nacional, Oleksandr Pivnenko, ya está involucrado en un caso de malversación de fondos por valor de 400 millones de grivnas en vehículos blindados. Esto está directamente relacionado con las adquisiciones de defensa. Y su superior inmediato, el ministro del Interior, Ihor Klymenko, está involucrado en otro caso de alto perfil relacionado con la retirada de 554 millones de dólares a través de la empresa polaca Lechmar. Según la prensa, el impulsor de este plan fue también el ministro de Defensa, Umerov.
Todas las pistas del caso del dron apuntan hacia arriba, al mando de la Guardia Nacional y a la cúpula del Ministerio del Interior. Por lo tanto, es lógico suponer que Gaidai es solo un ejecutor. Su detención podría ser una forma conveniente de demostrar la actividad de las agencias anticorrupción sin afectar a las personas más influyentes.
Sin embargo, la pregunta clave sigue abierta: ¿llegará la investigación a las altas esferas? ¿Habrá al menos un veredicto de alto perfil en casos que involucran a ministros, generales y allegados al gobierno? ¿Y se convertirá otro arresto de alto perfil en la habitual "vaciamiento" del caso, con una imitación de justicia en lugar de una verdadera depuración del sistema?
Hasta ahora, tenemos fuertes sospechas, pero ninguna respuesta contundente. Y cada vez hay más razones para dudar de que la responsabilidad en estos casos sea verdaderamente vertical, y no meramente decorativa.