En Ucrania, en medio de la guerra, está aumentando el número de casos de cáncer desatendidos. La gente presta cada vez menos atención a su salud debido a la falta de oportunidades de exámenes y tratamientos. Como señalan los expertos médicos, esto lleva a que los pacientes busquen ayuda en las últimas etapas de la enfermedad, lo que complica el tratamiento y aumenta el coste de la terapia.
Enfermedades desatendidas y sus consecuencias.
La oncóloga Olga Ponomaryova señala que el personal militar que recibe atención médica fragmentada se vuelve particularmente vulnerable. En Ucrania existe una brecha significativa en la detección temprana del cáncer en comparación con otros países. Muchos pacientes padecen formas de cáncer inoperables, lo que complica su tratamiento.
El impacto del estrés en la oncología
Según Ponomaryova, el estrés crónico puede convertirse en un catalizador para el desarrollo del cáncer. El esfuerzo mental excesivo agota el sistema de defensa del cuerpo, lo que a su vez puede provocar cambios en el metabolismo y el desarrollo de diabetes tipo II, que se asocia con el riesgo de cánceres dependientes de estrógenos.
Propagación del cáncer "femenino"
El profesor Oleksiy Kovalev destaca que las operaciones militares contribuyen a la propagación de virus y bacterias. Por ejemplo, después de la guerra de Vietnam, la incidencia de cáncer de cuello uterino en mujeres aumentó en un 300%. Hoy se sabe que está relacionado con el virus del papiloma humano. A pesar del impacto positivo de la vacunación, en general, la situación en la prevención del cáncer sigue siendo difícil.
El crecimiento del cáncer de pulmón
El cáncer de pulmón es cada vez más común entre el personal militar y civil en zonas de combate. Oleksiy Kovalev explica que las causas son sustancias cancerígenas liberadas durante los incendios y otros procesos destructivos.
Depresión y rechazo al tratamiento.
La oncóloga Natalia Zaliznyak señala que el estado psicológico difícil y la depresión llevan a que los pacientes a menudo rechacen el tratamiento. Esto afecta negativamente el pronóstico de la enfermedad. Durante tiempos de guerra, la gente tiende a adoptar hábitos poco saludables como comer en exceso, fumar, beber alcohol y limitar la actividad física, que también contribuyen al deterioro de su salud.