Hoy en Ucrania se celebra el Día del Ferroviario. Los creyentes honran a San Pablo de Tobolsk y Kiev-Pechersk, el icono de la Virgen María Oranta y a San Juanito el Grande (según la antigua tradición, San Rafael de Kiev). Internacionalmente, se conoce como el Día del Sentido Común; en el mundo, también se celebra como la Noche de Guy Fawkes en Gran Bretaña, el Día del Dulce en Estados Unidos, el Día de la Bandera en Panamá y el Día de las Fuerzas Armadas en Italia.
El día festivo de los trabajadores ferroviarios cobra especial relevancia en tiempos de guerra: es el ferrocarril el que mantiene la comunicación entre regiones, garantiza la evacuación, el transporte humanitario y la estabilidad de las rutas de pasajeros a pesar de las huelgas en la infraestructura. La memoria histórica de esta fecha se enriquece con figuras nacidas el 4 de noviembre, como el escritor Severyn Hoshchynsky, el militar de la República Popular de Uganda Mykhailo Bilynsky y el bandurista Semen Lastovich.
En el calendario litúrgico moderno, hoy se dedica a San Pablo de Tobolsk y Kiev-Pechersk, así como a la veneración del icono «Oranta», que en la tradición ucraniana personifica la protección y la firmeza en la oración. Los fieles piden fortaleza espiritual, superar las pruebas y protección contra el mal. La memoria de San Juanicio el Grande evoca la moderación y la disciplina interior; según el rito juliano, también se honra a San Rafael de Kiev.
El Día del Sentido Común busca recordarnos el valor de las decisiones racionales, sobre todo en una era de sobreinformación y reacciones emocionales. Paralelamente, se celebran otras tradiciones culturales en todo el mundo: en el Reino Unido, los fuegos artificiales de la Noche de Guy Fawkes; en Estados Unidos, el Día del Dulce; en Panamá, el Día de la Bandera Nacional; y en Italia, el Día de las Fuerzas Armadas.
El 4 de noviembre se ha considerado tradicionalmente un día familiar: los dueños de las casas se reunían, las mujeres se dedicaban a la costura y los jardineros salían a recoger las últimas bayas, pues se creía que una ligera helada las hacía aún más valiosas. Las señales meteorológicas se interpretaban con sencillez: la niebla matutina anunciaba un deshielo, la lluvia presagiaba nieve inminente, bandadas de pájaros inquietos indicaban un brusco empeoramiento del tiempo y un cielo despejado la llegada temprana del invierno. La gente evitaba viajes innecesarios y negocios arriesgados, prefiriendo un día tranquilo con los familiares; las discusiones se consideraban un presagio especialmente malo.
Este día de noviembre aúna trabajo y servicio, oración y sentido común, calidez familiar y atención a las señales del mundo que nos rodea. Es una buena oportunidad para hacer una pausa, agradecer a quienes mantienen el rumbo de nuestra vida diaria y reunirnos con nuestros seres queridos.

