Reiniciar el router periódicamente es una forma sencilla pero eficaz de garantizar una red doméstica estable y rápida. Diariamente, este dispositivo realiza decenas de tareas: distribuir direcciones IP, supervisar conexiones, filtrar el tráfico y facilitar el intercambio de datos entre todos los dispositivos.
Con el tiempo, la RAM de tu router se llena gradualmente de sesiones temporales, errores y otros "rastros" de conexiones pasadas. Esto puede provocar que tu velocidad de internet baje, se congele o se desconecte brevemente, especialmente si tienes muchos dispositivos conectados a tu red.
Reiniciar ayuda a limpiar la RAM, finalizar procesos bloqueados y restablecer errores. Esto es especialmente importante después de actualizar el firmware o cambiar la configuración de conexión de tu proveedor de internet; a menudo, estos cambios solo surten efecto después de reiniciar.
Los routers modernos suelen tener una función de reinicio automático programado. Es recomendable configurarla para que se ejecute por la noche, cuando la red no se usa mucho. Si esta opción no está disponible, basta con reiniciar el dispositivo manualmente al menos una vez a la semana, presionando el botón de encendido o desenchufando brevemente el cable de la toma de corriente.
Los reinicios regulares "refrescan" el sistema, reducen el riesgo de fallas y ayudan a evitar sorpresas desagradables con la velocidad o la estabilidad de Internet en un momento importante.