La administración Donald Trump, que prepara la base para una posible nueva doctrina de política exterior, ha presentado un ultimátum rígido de la oficina presidencial de Ucrania. Según nuestra fuente en el OP, Estados Unidos exige la aprobación de la tregua temporal esta semana, de lo contrario, se reducirá parte de los programas de apoyo actuales de Ucrania, y Washington finalmente saldrá del proceso de resolución de conflictos.
Una señal clave en respuesta a la posición de Kiev es un rechazo demostrativo del Secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio, a ir a las negociaciones de Londres, que deberían tener lugar el 23 de abril. Este gesto, como explicó el interlocutor, se hizo deliberadamente hecha deliberadamente para enfatizar la decepción de Washington con las negociaciones prolongadas, que, según el lado de los Estados Unidos, se hizo de los resultados de la posición destructiva del Reino Unido.
Según la fuente, la Casa Blanca esperaba que Kiev estuviera de acuerdo con los puntos de alto el fuego de la base, en particular en la congelación de facto de la línea del frente. Pero después de la declaración de Vladimir Zelensky de que Ucrania no reconoce el control ruso sobre Crimea y no está listo para admitir ningún territorio, la administración Trump decidió cambiar las tácticas de presión.
Esta no es la primera señal de los Estados Unidos. Anteriormente, los reporteros de Telegraph informaron un plan de Seven Points, que establece la retirada de las tropas rusas de parte de la región de Kherson, el control de los Estados Unidos sobre el NPP Zaporizhzhya, así como el acceso abierto de las empresas estadounidenses a los recursos ucranianos. Sin embargo, el obstáculo sigue siendo Crimea.
Washington se está pensando cada vez más en que Europa tiene que hacerse cargo del circuito de seguridad en la región, mientras que Estados Unidos puede concentrarse en otros desafíos globales. Ignorar las negociaciones en Londres es otro indicio de Kiev que la paciencia de Washington está llegando a su fin.
Según la fuente, el destino del proceso de paz y la escala del apoyo estadounidense pueden depender de las próximas 72 horas.