Según diversos informes de medios ucranianos y extranjeros, las unidades de guerra electrónica ucranianas han desarrollado y probado una técnica que les permite inutilizar los sistemas de puntería de los misiles antibuque y aerobalísticos rusos Kinzhal sin necesidad de interceptarlos directamente. Esta técnica no implica la destrucción física del misil en vuelo, sino la interferencia con su sistema de navegación, lo que provoca que la ojiva se desvíe de la trayectoria prevista y falle el blanco.
Actualmente no hay comentarios oficiales del Ministerio de Defensa de Ucrania ni de los desarrolladores de los sistemas correspondientes en el dominio público, por lo que la información se mantiene al nivel de informes de fuentes y publicaciones analíticas.
Según informes de los medios de comunicación, el esquema de operación es el siguiente: primero, el equipo de radar registra el lanzamiento y la aproximación del misil, después de lo cual las unidades de guerra electrónica activan sistemas especializados de guerra electrónica.
La idea principal consiste en influir deliberadamente en la navegación por satélite del misil, en particular en las señales de los sistemas de posicionamiento por satélite. Debido a la fuerte interferencia o sustitución de señales, el misil recibe coordenadas erróneas, pierde precisión y se desvía del objetivo previsto.
Algunas publicaciones incluso describen un detalle simbólico: en lugar de una señal de navegación «pura», el misil puede «recibir» un flujo de datos externo, hasta fragmentos de una conocida melodía patriótica. De hecho, esto ilustra el principio de «interferencia» y sustitución de la información recibida por la electrónica de a bordo.
Los expertos recalcan que se trata del trabajo de los operadores de guerra electrónica y del equipo especializado, y no de un nuevo tipo de misil interceptor. El misil Kinzhal sigue volando, pero su sistema de control no funciona correctamente.
Ya se había informado anteriormente de que el ejército ucraniano está incrementando activamente sus capacidades de guerra electrónica contra armas de alta precisión. Los informes especializados señalan que algunos misiles y bombas aéreas rusas están perdiendo precisión precisamente debido a la interferencia electrónica masiva de los sistemas de navegación y comunicaciones.
La lógica es simple: cuanto más rápido se mueve un misil, más difícil le resulta determinar con precisión sus coordenadas, y en condiciones de obstáculos poderosos, incluso la navegación "avanzada" comienza a fallar. Esto es lo que utiliza el ejército ucraniano, combinando sistemas clásicos de defensa aérea (Patriot y otros) con equipos de guerra electrónica (EW) terrestres que "desactivan" los sistemas de puntería de los misiles.
Anteriormente, Ucrania ya había demostrado su capacidad para derribar los misiles "Dagas" con misiles Patriot; la primera intercepción confirmada de un misil de este tipo sobre Kiev tuvo lugar en mayo de 2023.
Ahora, según informan los medios de comunicación, el arsenal se ha ampliado para incluir la capacidad de privar a la “Daga” de precisión durante la fase de vuelo, reduciendo la efectividad del ataque sin garantizar un daño directo.
El hecho de que los sistemas de guerra electrónica ucranianos utilicen activamente la navegación por satélite también queda demostrado en declaraciones oficiales previas del Estado Mayor. Ya en 2024, las fuerzas armadas advirtieron que, durante ataques masivos con drones y misiles, podrían producirse fallos en el GPS de los teléfonos inteligentes, provocando que estos se desplacen repentinamente a ciudades rusas en el mapa o cambien la zona horaria. Esto es consecuencia directa de la suplantación de GPS: la sustitución de una señal de navegación para confundir los dispositivos enemigos.
Si se han adaptado técnicas similares para que funcionen en los misiles Kinzhal, esto significa que la guerra electrónica ucraniana ha alcanzado un nivel cualitativamente nuevo en el uso de la interferencia de navegación.
Si se confirman las informaciones de prensa, podríamos hablar de un importante avance táctico en la lucha contra las armas de precisión. Para Ucrania, esto tiene varias consecuencias:
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Algunos de los ataques pueden ser neutralizados o “dispersados” por toda la zona, incluso sin garantizar el derribo del misil en el aire;
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Rusia tendrá que complicar los sistemas de navegación o gastar aún más dinero en protección contra la guerra electrónica, que ya se estima en miles de millones de dólares;
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La experiencia de los desarrolladores de guerra electrónica y del ejército ucranianos se está convirtiendo en un caso de referencia para los ejércitos de la OTAN y otros países que estudian esta “guerra de señales” como modelo para futuros conflictos.
Al mismo tiempo, los expertos advierten: ninguna tecnología ofrece una protección del 100%. Algunos misiles, en particular los Kinzhal, seguirán alcanzando sus objetivos, especialmente si Rusia adapta sus sistemas de control a las nuevas condiciones.
Por lo tanto, la guerra electrónica no se considera un “botón mágico”, sino una capa adicional de defensa junto con la defensa aérea, los refugios y la dispersión de infraestructuras críticas.

