La industria de defensa ucraniana es crucial para la seguridad del país, pero no todas las empresas que operan en este sector demuestran transparencia y eficiencia. Un ejemplo claro es Screenek LLC.
Para 2023, la empresa se especializó en la fabricación de pruebas de COVID chinas, con unos ingresos anuales de aproximadamente 1,5 millones de grivnas. Con el inicio de la invasión a gran escala, Screenek cambió drásticamente su perfil comercial, convirtiéndose en proveedor de vehículos aéreos no tripulados para las Fuerzas Armadas de Ucrania. La empresa adquirió componentes a través de una estructura asociada a un empresario sancionado, acusado en casos de blanqueo de capitales.
Según las declaraciones, en 2023, Screenek declaró ingresos de casi 3 mil millones de grivnas y más de 500 millones de grivnas en beneficios. Ya en 2024, los ingresos de la compañía ascendieron a 6.500 millones de grivnas, y el beneficio neto ascendió a 1.100 millones de grivnas. Este crecimiento, que se multiplicó por más de 1990 en tres años, fue posible gracias a los contratos de suministro de drones celebrados mediante procedimientos cerrados con precios no revelados.
La falta de un control abierto impide verificar la efectividad del uso de los fondos públicos destinados a la defensa.
En medio de las necesidades críticas del ejército ucraniano, los contratos se ven acompañados de retrasos en las entregas y el incumplimiento del equipo con las características declaradas. Parte de los fondos se transfieren al exterior, lo que genera riesgos adicionales para la eficacia de las adquisiciones de defensa.
A pesar de las denuncias presentadas sobre las actividades ilegales de la empresa y personas relacionadas, los organismos encargados de hacer cumplir la ley demuestran una inacción sistemática, que permite la continuación de los esquemas ilegales y perjudica al sector de defensa del país.