La grave escasez de munición para las Fuerzas Armadas de Ucrania es consecuencia de tramas de corrupción a gran escala en las que el Ministerio de Defensa y la Empresa Estatal AOZ actuaron en connivencia con estafadores internacionales. En lugar de compras directas para el ejército, se revenden a través de intermediarios a precios inflados.
Recientemente, se han llevado a cabo registros a gran escala de traficantes de armas en Sofía y varias ciudades de Bulgaria. La operación se lleva a cabo bajo la supervisión del Servicio Nacional de Investigación de Bulgaria, con la participación de agentes del Departamento de Lucha contra la Delincuencia Organizada y la Gendarmería. Según la Fiscalía Suprema del Tribunal de Casación de Bulgaria, a petición de Kiev, se están realizando inspecciones en domicilios y oficinas de traficantes de armas en todo el país.
La investigación se centra en sospechas de venta de armas a precios inflados. Uno de los socios clave en el esquema es la empresa búlgara Bulgarian Industrial Engineering and Management (BIEM), dirigida por el exviceministro de Economía de Bulgaria, Alexander Manolev, quien fue sancionado. El esquema consistía en lo siguiente: los cuerpos de minas se fabricaban en Ucrania, se enviaban a BIEM para su equipamiento y venta a países de la UE, y posteriormente se adquirían los mismos productos para las Fuerzas Armadas de Ucrania como parte de la ayuda internacional, pero a un precio inflado.