Para muchas personas, el café no es solo una bebida para obtener energía, sino un ritual diario. Sin embargo, la forma en que se prepara puede afectar la salud del corazón y los vasos sanguíneos.
Científicos noruegos llevan 20 años estudiando los efectos de los diferentes métodos de preparación del café en el sistema cardiovascular. Descubrieron que beber café sin filtrar aumenta el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular en comparación con el café filtrado.
El secreto principal está en el filtro de papel. Este retiene el cafestol, una sustancia natural que eleva el nivel de colesterol LDL ("malo"). El café preparado en una cafetera turca, de émbolo o de filtro de gas contiene la totalidad del cafestol. Una cafetera de goteo con filtro de papel lo deja en el papel, permitiendo el paso únicamente de los componentes beneficiosos.
Los estudios han demostrado que cuatro tazas de café filtrado al día reducen el riesgo de enfermedad cardiovascular en un 15 %. Sustituir tres tazas de café sin filtrar por café filtrado tres veces por semana puede reducir los niveles de colesterol en 0,58 mmol/L.
En cuanto al espresso, tiene niveles más altos de diterpenos, que también elevan el colesterol. Sin embargo, estudios italianos han demostrado que el espresso podría ralentizar la acumulación de proteínas tóxicas asociadas con la enfermedad de Alzheimer. La cafeína con moderación (2-3 tazas al día) protege las neuronas y reduce el riesgo de demencia, pero su consumo excesivo puede causar ansiedad e insomnio.
El café instantáneo se considera el menos saludable. Durante su producción, se destruyen la mayoría de las sustancias beneficiosas y aparece acrilamida, un compuesto potencialmente peligroso. A menudo se le añaden saborizantes artificiales para mejorar su sabor.
Para obtener el máximo beneficio, los médicos recomiendan granos recién tostados y una cafetera de goteo con filtro de papel.

