La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) es una enfermedad grave que se convierte en una de las principales causas de discapacidad visual a partir de los cincuenta años. Se trata de una enfermedad que afecta a la mácula, la parte central de la retina responsable de la visión central. No es casualidad que esta enfermedad sea considerada una de las más comunes en las personas mayores.
Los científicos suponen que para el año 2040 el número de pacientes aumentará en casi 100 millones, pero los médicos modernos tienen todo lo necesario para diagnosticar y tratar con éxito enfermedades en las etapas iniciales de desarrollo.
Si no se trata, puede provocar una pérdida total de la visión central, que utilizamos para conducir un coche, leer, cocinar y reconocer los rostros de las personas. De la imagen voluminosa, colorida y clara de la realidad circundante, sólo quedan contornos generales y borrosos.
¿Por qué está pasando esto?
Los depósitos extracelulares se acumulan en la parte exterior de la retina, lo que conduce a la degeneración (destrucción) de los fotorreceptores. La mácula contiene la mayor cantidad de conos: células fotorreceptoras, gracias a las cuales todos los objetos y objetos tienen los colores correspondientes.
Según las conclusiones de oftalmólogos y científicos, existen cinco factores principales que afectan el desarrollo de la DMAE en la vejez:
- Edad: Con la edad, el cuerpo sufre cambios naturales, incluidos cambios en la estructura del ojo. La disminución de la flexibilidad del cristalino, la desaceleración del proceso de producción de lágrimas y otros cambios fisiológicos hacen que los ojos sean más vulnerables a enfermedades, incluida la DMAE.
- Fumar: El humo del cigarrillo contiene sustancias nocivas que pueden destruir las células de la mácula y dañar los vasos sanguíneos que irrigan la zona central de la retina. Por tanto, fumar es un factor de riesgo grave para el desarrollo de DMAE.
- Estrés oxidativo: los radicales libres producidos durante el estrés oxidativo pueden dañar las células de la mácula y contribuir a la inflamación de los tejidos y al estrechamiento de los vasos sanguíneos que alimentan la retina. Esto puede conducir al desarrollo de DMAE y otras enfermedades oculares.
- Dieta desequilibrada: Cantidades inadecuadas de antioxidantes en la dieta, como zinc, vitaminas C y E, los carotenoides luteína y zeaxantina y ácidos grasos omega-3, pueden contribuir al desarrollo de la DMAE. Los antioxidantes ayudan a combatir el estrés oxidativo al neutralizar los radicales libres que pueden dañar las células maculares.
- Antecedentes familiares: los antecedentes familiares de enfermedades también pueden afectar el riesgo de desarrollar DMAE. Si familiares han tenido casos de esta enfermedad, la probabilidad de que aparezca en niños u otros familiares puede ser mayor.
En general, la prevención de la DMAE incluye una dieta equilibrada, el rechazo de los malos hábitos y exámenes oftalmológicos periódicos a partir de los cincuenta años, especialmente en presencia de factores de riesgo. El diagnóstico y tratamiento tempranos pueden reducir significativamente las consecuencias de esta enfermedad y preservar la calidad de vida.