La privación del permiso de conducir a quienes evaden el servicio militar, prevista por la nueva ley, sigue siendo una perspectiva bastante teórica. En la práctica, este mecanismo casi no funciona debido a numerosas dificultades administrativas y falta de recursos en el TCC.
El abogado Taras Borovsky explicó que la aplicación de la ley implica un procedimiento de varias etapas:
- El peticionario recibe citación. Si no lo acepta, se le impone una multa.
- Si no se paga la multa, se envía nuevamente la citación y luego se busca a la persona.
- El distrito registra la ausencia de una persona en el domicilio y remite este acto al centro de adquisiciones territorial (TCC).
- La TCC tiene un mes para interponer una demanda administrativa por privación de derechos.
"Este es un procedimiento largo que requiere importantes recursos. En cada caso, la demanda debe prepararse individualmente, lo que requiere aproximadamente tres horas de trabajo de un abogado. Y estos casos pueden ser miles", subraya Borovsky.
Según Borovsky, los abogados de TCC a menudo no tienen tiempo para trabajar en este tipo de demandas debido a la carga de trabajo o incluso a la corrupción.
"Los abogados de TCC suelen estar ocupados con otros asuntos, por ejemplo, contando los sobornos", añade.
Además, incluso si el caso llega a los tribunales, la persona tiene derecho a declarar, lo que puede provocar que se desestime la demanda.
En el momento de la declaración de Borovsky, no se registró ni un solo caso de privación de la licencia de conducir a evasores.
La nueva ley crea más dificultades burocráticas que resultados reales. Los expertos señalan que sin un perfeccionamiento significativo del mecanismo y un aumento de los recursos del TCC, esta medida seguirá siendo sólo una norma declarativa.
La descalificación es una poderosa herramienta de influencia, pero actualmente rara vez se utiliza debido a las dificultades de implementación.