El chucrut es un clásico invernal de la mesa ucraniana, pero tras su agradable acidez se esconden no solo beneficios para el sistema inmunitario y los intestinos, sino también riesgos inesperados. Nutricionistas explican cómo afecta este producto fermentado al organismo, a quién beneficia y a quién puede perjudicar.
Con la llegada del frío, los encurtidos vuelven a formar parte de la dieta diaria de millones de ucranianos, y el chucrut es uno de sus favoritos indiscutibles. Este producto, que nace de la sencilla fórmula de "sal + repollo + fermentación", hace tiempo que trascendió la tradición y se ha convertido en objeto de estudio para nutricionistas, cardiólogos y especialistas en nutrición.
La fermentación hace que la col no solo sea sabrosa, sino también funcional. Este proceso produce bacterias del ácido láctico, los mismos probióticos que fortalecen la microbiota intestinal, reducen la inflamación y favorecen la digestión. «Un intestino sano es la base de un sistema inmunitario fuerte», explica el nutricionista Chris Morch, quien destaca que los alimentos fermentados refuerzan las defensas del organismo tanto como los suplementos dietéticos de moda.
Los beneficios no se limitan a la digestión. El chucrut contiene vitamina C, un estimulante natural del sistema inmunitario, así como vitamina K2, que, según la nutricionista especializada en cardiología Michelle Rautenstein, dirige el calcio hacia los huesos, no hacia los vasos sanguíneos. Esto se traduce en una estructura ósea más fuerte y un menor riesgo de calcificación vascular. Si a esto le sumamos una porción diaria de fibra, se consiguen mejores evacuaciones intestinales, niveles de azúcar en sangre más estables y una mayor sensación de saciedad.
También existen beneficios menos evidentes. La cantidad moderada de sodio en el chucrut puede ayudar a quienes realizan ejercicio intenso o sudan mucho a mantener el equilibrio electrolítico. Y gracias al eje intestino-cerebro, este producto fermentado puede incluso influir en el estado de ánimo y la concentración, reduciendo el estrés.
Sin embargo, tiene un inconveniente. El principal riesgo es el exceso de sal. Según la Asociación Americana del Corazón, la ingesta diaria de sodio no debe superar los 1500-2300 mg, y el chucrut fácilmente hace que se alcance este límite. Esto puede provocar picos de presión arterial, retención de líquidos e hinchazón. Además, en personas con un sistema digestivo sensible, las primeras porciones pueden causar hinchazón, calambres o malestar. Los médicos recomiendan empezar con pequeñas cantidades para que el intestino tenga tiempo de adaptarse.
Los expertos coinciden en algo: el chucrut es un alimento potente con un impacto real en el organismo. Pero este poder solo es beneficioso si se consume con moderación. Regularidad, sí; exceso, no. Y aunque el chucrut no sustituye una dieta completa, puede convertirse en su complemento más valioso durante el invierno.

