El hambre constante es una de las razones más comunes para comer en exceso. Comemos por estrés, aburrimiento, cansancio, la costumbre de masticar algo frente al ordenador o mientras vemos una película. Con el tiempo, esto se convierte en un patrón de comportamiento estable y difícil de cambiar. Pero existe una técnica sencilla que ayuda a reducir el apetito rápidamente, sin dietas restrictivas y de forma segura para el organismo.
Este es un ejercicio de la antigua práctica china del qigong. Según los practicantes, ayuda a calmar el hambre en tan solo unos minutos. Para quienes suelen comer en exceso o piensan constantemente en la comida, este puede ser un primer paso eficaz hacia una alimentación controlada.
¿Qué es este ejercicio y cómo funciona?
La técnica combina el control de la respiración y el trabajo de los músculos abdominales. Al contraer el estómago bruscamente y mantenerlo en esta posición, se desplaza parte del jugo gástrico, lo que reduce temporalmente la sensación de hambre. El cuerpo deja de dar señales de hambre y el antojo por comer disminuye drásticamente.
Cómo hacer el ejercicio
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Bebe un vaso de agua tibia, aproximadamente 200 ml.
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Apoye los codos sobre la mesa o el respaldo de una silla; la espalda debe permanecer recta.
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Respira profundamente y contrae el estómago lo máximo que puedas.
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Aguanta la respiración durante 3 o 4 segundos.
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Exhala lentamente y relaja el estómago.
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Repita 10 veces.
La mayoría de las personas notan la desaparición del hambre inmediatamente después de realizarlo o al cabo de unos minutos.
Cuándo hacer el ejercicio
• 10 a 15 minutos antes de comer: esto te ayudará a sentirte saciado más rápido y a no comer en exceso.
• En cuanto sientas ganas de picar algo, sobre todo por la noche.
• Durante ataques repentinos de apetito: de 5 a 10 repeticiones son suficientes.
Por qué esto puede ser útil
Practicar la técnica con regularidad ayuda a reducir la cantidad de episodios de hambre emocional. Con el tiempo, el cuerpo empieza a distinguir mejor entre una necesidad real de alimento y un hábito o respuesta al estrés. Esto no sustituye una alimentación saludable, pero puede facilitar enormemente la transición hacia ella.

