La dieta moderna está repleta de alimentos que no solo son poco saludables, sino que pueden contribuir a enfermedades cardiovasculares, diabetes, inflamación e incluso cáncer. Estos incluyen alimentos con un alto índice glucémico, grasas procesadas, ingredientes artificiales y alimentos excesivamente procesados.
Estos incluyen: repostería con azúcar blanca y harina refinada, pastas ultraprocesadas, puré de papas, bebidas azucaradas, mermeladas, jarabes, jugos industriales y bebidas carbonatadas. También se ven afectados negativamente la comida rápida, las papas fritas, los perritos calientes, la margarina, las grasas hidrogenadas, la carne roja de baja calidad y los huevos de producción industrial.
Por otra parte, debe tener cuidado con el alcohol, especialmente con las bebidas fuertes y las que se consumen en ayunas. Es importante evitar el agua del grifo sin filtrar y las botellas de plástico calentadas al sol, así como la piel de las verduras y frutas compradas en supermercados, donde se acumulan pesticidas.
Qué reemplazar: alternativas útiles
En lugar de azúcar blanco, use coco o un poco de miel de acacia.
En lugar de pan blanco y arroz, use pan integral, trigo sarraceno, avena, cebada, arroz integral, batatas, lentejas y frijoles.
Es mejor sustituir los dulces por bayas frescas, frutas, muesli y avena. Vale la pena beber limonada casera e infusiones, como la de tomillo. En cuanto a las grasas, solo las naturales: aceite de oliva, de linaza y de coco.
Conviene elegir productos lácteos naturales de animales alimentados con pasto. Las fuentes de proteínas pueden ser huevos de gallinas domésticas y peces pequeños como la caballa, las sardinas y el salmón. Es mejor pelar las verduras si existen dudas sobre su origen. Beba agua filtrada o de manantiales minerales, preferiblemente en envases de vidrio.
Protectores naturales del organismo contra la oncología
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Té verde: dejar reposar durante 10 minutos y beber 2 o 3 veces al día, preferiblemente fresco.
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Aceite de oliva – 1 cucharada al día, prensado en frío.
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Cúrcuma: añádela a los platos con una pizca de pimienta negra (de lo contrario, no se absorbe).
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Bayas: frambuesas, arándanos, moras, cerezas, arándanos rojos, sin restricciones, incluso congeladas.
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Las frutas de hueso (ciruelas, melocotones, albaricoques) tienen un efecto antioxidante pronunciado.
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Repollo: todo tipo de verduras crucíferas: brócoli, coliflor, coles de Bruselas. Cocinar al vapor o al horno.
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Cebolla y ajo: una cabeza o media cebolla al día es suficiente, combinan bien con aceite de oliva.
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Se ha demostrado en estudios que los hongos, especialmente los champiñones, los hongos ostra y las variedades japonesas, tienen propiedades antitumorales.
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Chocolate negro: sólo con un contenido de cacao superior al 70%, sin leche añadida.
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Los tomates, especialmente después del tratamiento térmico con aceite de oliva, mejoran la absorción de licopeno.
Consejo: No busques un producto milagroso. Lo más importante es la constancia, la variedad y sustituir gradualmente los malos hábitos por buenos. Incluso pequeños cambios en tu dieta hoy pueden marcar una gran diferencia en tu salud mañana.