Un nuevo estudio de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) ha demostrado un mayor riesgo de autismo en niños cuyas madres tuvieron COVID-19 durante el embarazo. Según los resultados del estudio, casi el 11% de estos niños mostraron signos de trastornos del espectro autista (TEA) a la edad de 28 meses, lo que es significativamente más alto que la norma para esta edad (1-2%).
El estudio, realizado por la Dra. Karin Nielsen, comenzó al comienzo de la pandemia, cuando el COVID-19 se propagaba activamente por California. El médico llamó la atención sobre complicaciones graves en mujeres embarazadas que requirieron terapia intensiva e incluso cesáreas de emergencia. Esto llevó a Nielsen a investigar el impacto del COVID-19 en el desarrollo de los niños nacidos de madres que sobrevivieron a la infección.
Según los resultados de la primera etapa del estudio, la mayoría de los niños nacidos de madres infectadas con SARS-CoV-2 requirieron cuidados intensivos después del nacimiento. Unos meses más tarde, el 12% de ellos tenía retrasos en el desarrollo. Además, a los 28 meses de vida, casi el 11% de estos niños mostraban signos de autismo, lo que supone una desviación significativa de la norma.
A pesar de que aún no se ha establecido el mecanismo exacto de la conexión entre COVID-19 y el autismo, los científicos sugieren que la inflamación en el cuerpo de una mujer embarazada puede afectar el desarrollo del cerebro del feto. También hay evidencia de que el virus puede atravesar la barrera placentaria, causando graves daños a la placenta y cortando el suministro de oxígeno y nutrientes al feto.
Sin embargo, los resultados del estudio tienen algunas limitaciones, ya que se realizó con una muestra pequeña y se necesitan estudios más grandes para llegar a conclusiones más precisas. Sin embargo, los investigadores ya están enfatizando la importancia de la detección temprana de posibles trastornos del desarrollo en los niños nacidos durante la pandemia, ya que esto permite el inicio oportuno de terapias que pueden mejorar la calidad de vida del niño.
El estudio también destaca la importancia de vacunar a las mujeres embarazadas para reducir el riesgo de complicaciones graves asociadas con la COVID-19, incluidos el parto prematuro y la pérdida infantil.