Tras la inauguración de Donald Trump, su administración apeló a que varios países aceptaran ciudadanos del tercer estado deportados de los Estados Unidos. Entre estos países, Ucrania es un estado que ha realizado una guerra a gran escala con Rusia durante más de dos años y critica la asistencia occidental.
Al respecto, informa el Washington Post , refiriéndose a los documentos que los periodistas se familiarizaron.
En la dirección, el lado estadounidense no indicó un número específico de personas que deberían ser aceptadas o deportadas de ciudadanía. Sin embargo, según dos funcionarios ucranianos, esta iniciativa nunca ha alcanzado el nivel gubernamental más alto, y en realidad fue ignorado.
Un representante del diploma ucraniano transmitió una respuesta formal a la embajada de los Estados Unidos: Kiev notificará el puesto tan pronto como se formule. Pero, como señala WP, no se ha recibido ninguna respuesta. Ucrania no ha aceptado ningún deporte de terceros países, y no había señales de que se discutiera dicha propuesta.
Es interesante que tales apelaciones en el mismo período también se remitieran a los gobiernos de México, El Salvador, Panamá y Costa Rica. Algunos de ellos estuvieron de acuerdo, otros no. Según los periodistas, la administración Trump actuó a través del aliento (asistencia financiera, invitación a la Casa Blanca), o por chantaje: amenazas arancelas, presión diplomática e incluso sugerencias para ver los acuerdos internacionales.
En el caso de Salvador Trupov, la administración pagó millones de dólares por mantener deportadas en prisiones conocidas. En cuanto a los caballeros, ella amenazó con ver el estado del Canal de Panamá.
En la declaración del Departamento de Estado de los Estados Unidos, estos pasos se describieron como parte de los esfuerzos para combatir la migración ilegal masiva y proteger las fronteras estadounidenses. Al mismo tiempo, el Departamento de Seguridad Interna, que probablemente inició directamente las solicitudes, no hizo comentarios sobre la situación.
La historia demuestra que incluso los aliados de EE. UU. Pueden ser sugerencias delicadas o inconvenientes cuando se trata de las prioridades políticas domésticas de Washington. En el caso de Ucrania, un estado que protege su independencia diariamente aún no ha permitido la interferencia con la seguridad humanitaria, a pesar de la dependencia del apoyo de los Estados Unidos.