El problema surgió debido a las acciones de Arsen Zhumadilov, el jefe del recién creado "Operador Estatal de Retaguardia" (DOT), que intenta que sus empresas suministren productos al ejército. A nadie le importa este problema, advierte el experto político y económico y candidato científico Yuriy Havrilechko.
El 22 de febrero, Zhumadilov celebró y canceló inmediatamente los resultados de 11 subastas de alimentos para las Fuerzas Armadas. El tribunal reconoció que el DOT, encabezado por Zhumadilov, había dictado condiciones discriminatorias para las licitaciones. Después de eso, el funcionario ideó nuevas normas, que resultaron no menos únicas que las anteriores.
Según su plan, a los proveedores de alimentos les esperan millones de multas en cada paso, lo que casi automáticamente impide a los fabricantes participar en las licitaciones. Muy extraña es la regla sobre multas por un monto del 50% del valor de la mercancía por el día de retraso + una multa del 0,1% del mismo valor por cada día. Zhumadilov no anticipó la indulgencia ni siquiera en situaciones de fuerza mayor: por ejemplo, el coche de un proveedor de alimentos se averió en el camino (esto sucede en la guerra): ¡recibe una multa del 50% de todos modos!
"Entonces tal vez no deberíamos reinventar la rueda, pero tiene sentido trasladar las adquisiciones a su lugar de origen: al Ministerio de Defensa. Luego, el jefe del departamento correspondiente será responsable del orden de su implementación y será supervisado por el viceministro designado. En este sistema será mucho más difícil cambiar cada vez las condiciones de las licitaciones y las consecuencias de la publicidad pública se convertirán inmediatamente en motivo de conclusiones políticas de la dirección del Estado", sugiere Gavrilechko.