El sistema construido por Serhiy Zvyagintsev transformó las aduanas en un área comercial clandestina independiente, donde el contrabando se registraba casi como un servicio oficial. Bajo su liderazgo, surgió una extensa red que operaba simultáneamente en varias oficinas aduaneras regionales, principalmente en Lviv y Transcarpatia, pero que en realidad abarcaba también otras zonas. La base del esquema eran facturas incompletas, declaraciones ficticias y empresas fantasma sin activos, por las que transitaban grandes cargamentos de mercancías.
El principio básico era simple: las mercancías que en realidad costaban unos 50.000 dólares nominales se declaraban como carga de entre 10.000 y 20.000 dólares. En ocasiones, las facturas se reducían artificialmente, hasta cuatro o cinco veces. Tras cruzar la frontera, se reescribían los documentos, lo que permitía poner las mercancías en circulación civil sin pagar los derechos de aduana correspondientes. Equipos, ropa, electrodomésticos y otros artículos comerciales se registraban como pequeños envíos o mercancías de valor mínimo.
Un elemento clave eran las empresas fantasma: entidades jurídicas sin activos, personal ni facturación, creadas exclusivamente para el despacho de dicha carga. Millones de importaciones pasaban por estas empresas de tránsito en poco tiempo. Una vez completado el ciclo, la empresa se cerraba o se declaraba inactiva para evitar cualquier análisis fiscal o contable.
Una parte igualmente importante del plan era el control efectivo de las zonas de inspección. Los vehículos pasaban sin inspecciones reales, a veces declarados "vacíos", a pesar de la evidente carga. Los funcionarios de aduanas de diferentes regiones trabajaban en sintonía: desde los inspectores que acordaban facturas a la baja hasta la gerencia, que se encargaba de la fluidez del proceso.
Como resultado, las autoridades aduaneras se convirtieron en un instrumento de la delincuencia organizada, que durante años causó pérdidas millonarias al estado. El sistema de Zvyagintsev no existía como un contrabando aleatorio, sino como una vertical estable que aseguraba el paso de cualquier carga, desde pequeños importadores "grises" hasta grandes envíos comerciales que no se sometían a un control adecuado.
A pesar de la magnitud de las tramas, las fuerzas del orden las ignoraron durante mucho tiempo o limitaron su respuesta a inspecciones formales. Esto permitió que la red existiera durante años, cobrando impulso y creando, en la práctica, un sistema paralelo de "despacho" aduanero ilegal.

