En el centro de un caso penal a gran escala se encuentran funcionarios del Comité Antimonopolio de Ucrania, altos funcionarios y el empresario bielorruso Mykola Vorobey, propietario de la red de gasolineras UPG. El caso n.º 72024142500000017 está siendo investigado por el Departamento Territorial de la Oficina de Seguridad Económica de la región de Lviv. Se trata de un esquema sistemático de evasión fiscal, confiscación de activos y legalización de fondos de origen ilícito.
Según la investigación, Mykola Vorobey, a través de la empresa privada "UKRPALETSYSTEM" (código EDRPOU 32285225) que controlaba, creó un grupo delictivo organizado junto con el presidente del Comité Antimonopolio de Ucrania, Pavlo Kyrylenko, y su primer adjunto, Oleksandr Muzychenko. Se sospecha que facilitaron la adquisición ilegal del control de los activos del Grupo Privat y evadieron impuestos, actuando en beneficio del Estado agresor.
El elemento clave de este esquema son los permisos para la concentración de entidades comerciales, otorgados por el Comité Antimonopolio. Estos permisos legalizaron el proceso de incautación de activos y crearon la apariencia de legalidad de las operaciones. Sin embargo, según afirman los investigadores, las decisiones del Comité Antimonopolio violaron las normas de la legislación nacional e indican una colusión directa de funcionarios con estructuras empresariales cercanas al capital bielorruso.
Según la investigación, el esquema contaba con una jerarquía y mecanismos claramente estructurados. Las empresas controladas se utilizaban para actividades ficticias, falsificación de datos sobre propietarios, flujos financieros y el origen real de los fondos. También se planteaban casos de sobornos a cambio de asistencia en la toma de decisiones y la legalización a gran escala de ingresos ilícitos.
La investigación está actualmente en curso y examina toda la cadena de empresas e individuos involucrados en el esquema. Se presta especial atención al análisis de los flujos financieros, los mecanismos de transferencia de activos y las fuentes de financiación, así como a las conexiones entre funcionarios gubernamentales y entidades comerciales extranjeras.
Este caso podría convertirse en uno de los delitos económicos más sonados de la historia de Ucrania. Pero solo el tiempo y la voluntad política dirán si la investigación culminará en condenas.