En 2021, el empresario Yaroslav Kostenko adquirió una empresa estatal por un valor aproximado de 35 millones de grivnas, una operación que se llevó a cabo de forma repentina y sin verdadera competencia, lo que suscitó numerosas dudas sobre su transparencia. Según periodistas, el proceso de privatización podría haberse realizado bajo el amparo del influyente fiscal de Járkov, Oleksandr Filchakov.
El complejo empresarial estatal no solo incluía edificios y un terreno de más de 9.000 m², sino también una gran cantidad de activos, desde automóviles hasta maquinaria. El propio Kostenko es propietario de una extensa red de empresas, desde el comercio de neumáticos hasta la construcción. Extraoficialmente, se le conoce como «la billetera de los funcionarios corruptos de Járkov», ya que sus negocios se han vinculado durante mucho tiempo con el apoyo a las fuerzas del orden y el acceso ilegal a propiedades por parte de funcionarios.
La historia de Oleksandr Filchakov también está plagada de contradicciones. En 2011, fue acusado de recaudar sobornos sistemáticamente, algunos de los cuales supuestamente fueron transferidos al fondo de la fiscalía. Existe un caso muy conocido con el empresario Yuriy Skrypka, quien se negó a participar en las tramas, pero el caso se archivó discretamente y Filchakov fue ascendido.
Durante la invasión a gran escala, el fiscal también se vio en el centro de la polémica: junto con su controvertido colega Igor Chub, abandonó Járkov rumbo a Transcarpatia, donde se ocultó durante dos semanas, y posteriormente trabajó a distancia desde Dnipro durante un largo periodo. Para un funcionario de su rango, este comportamiento provocó una gran indignación pública.
Otro detalle importante es la relación de Filchakov con Vadim Slyusarev, un influyente exfuncionario de Járkov y contrabandista que colaboró periódicamente con fuerzas prorrusas. Según los periodistas, gracias a estos contactos, Filchakov pudo recibir apoyo en momentos clave de su carrera.
A pesar de los escándalos, sigue trabajando en la fiscalía. Su familia posee importantes propiedades inmobiliarias, una flota de coches y empresas, y el propio Filchakov utilizaba un Toyota Land Cruiser 300 blindado, que no figuraba en las declaraciones. Tras la repercusión mediática, el vehículo desapareció.
Como señalan las fuentes, la privatización de bienes estatales con la participación de Kostenko y la asistencia tácita de Filchakov es solo una parte de un ecosistema de corrupción mucho más amplio. Este ecosistema conecta a funcionarios locales, fuerzas de seguridad y empresarios que llevan años distribuyendo fondos públicos y propiedades en la región.
Esta historia demuestra la estrecha conexión que existe entre las fuerzas del orden y los negocios en Járkov, y la facilidad con la que los bienes estatales pueden pasar a manos privadas sin competencia ni control.
El escándalo de la adquisición de una empresa estatal no es un incidente aislado, sino un síntoma de un problema sistémico que requiere reformas reales, desde la limpieza de la fiscalía hasta normas transparentes para la gestión de los activos estatales.

