La mayoría de las personas que evitan el gluten debido al dolor y la hinchazón en realidad no tienen una verdadera intolerancia al gluten, según un amplio análisis publicado en The Lancet y citado por el Daily Mail.
Los científicos han descubierto que, en la mayoría de los casos, el culpable de los síntomas desagradables no es el gluten, sino los carbohidratos FODMAP, un grupo de compuestos complejos que no se descomponen en el intestino delgado y provocan fermentación en el intestino grueso.
El gluten no es el principal enemigo
A pesar de la popularidad de las dietas sin gluten, los científicos nos recuerdan que la verdadera enfermedad celíaca —una enfermedad autoinmune que requiere evitar por completo el gluten— afecta solo al 1% de la población. El resto, que se queja de dolor, calambres o hinchazón después de comer pan o pasta, suele reaccionar a otros componentes de estos alimentos.
Los investigadores señalan que cuando los participantes en los experimentos cambiaron a una dieta baja en FODMAP —limitando su consumo de cebollas, ajo, manzanas, nectarinas y ciertos cereales— los síntomas desaparecieron incluso después de reintroducir el gluten.
La influencia del factor psicológico
En muchos casos, las sensaciones desagradables después de comer se relacionan con la expectativa de dolor, más que con cambios reales en el cuerpo. En experimentos donde los participantes desconocían si consumían gluten, la diferencia en los síntomas fue mínima. Algunos incluso se sintieron peor tras consumir un placebo: productos sin gluten.
" La actividad en el tracto gastrointestinal puede afectar la función cerebral, y la ansiedad puede aumentar la sensibilidad a los procesos digestivos normales ", señalan los autores del estudio.
Una dieta sin gluten puede ser perjudicial.
Los expertos advierten que evitar el gluten sin consultar a un médico no solo es innecesario, sino potencialmente perjudicial. Los productos sin gluten suelen contener más grasas, azúcares y sal, pero menos fibra, proteínas y nutrientes, lo que puede afectar negativamente a la microbiota intestinal.
Además, los psicólogos advierten: la evitación compulsiva de ciertos alimentos aumenta la ansiedad y puede exacerbar el síndrome del intestino irritable (SII).
Investigadores de la Universidad de Leeds analizaron 67 ensayos clínicos con más de 7.000 personas y descubrieron que la terapia cognitivo-conductual (TCC) es más eficaz que la medicación para reducir el dolor y el miedo a la comida.
" Es hora de pasar del enfoque reduccionista de 'el gluten es malo' a terapias personalizadas que ayuden a las personas a reintroducir el gluten en su dieta de forma segura ", concluyen los científicos.
Así pues, el nuevo estudio sugiere reconsiderar la creencia popular de que el gluten es la principal causa de malestar después de comer. En la mayoría de los casos, los problemas se deben a reacciones individuales a los carbohidratos, particularidades de la microbiota intestinal y factores psicológicos.

