El juez del Tribunal del Distrito de Dzerzhynskyi de Járkov, Serhiy Lazyuk, declarado culpable de corrupción por el Tribunal Supremo Anticorrupción en 2022 y condenado a siete años de prisión con confiscación de bienes, podría eludir la pena. Esto se debe a una laguna en la legislación que le permitió congelar su propio caso.
En 2023, durante la audiencia de apelación, Lazyuk fue movilizado. Esto suspendió automáticamente el juicio, que no ha avanzado desde entonces. Mientras tanto, el plazo de prescripción expira: para el primer episodio, en un mes y medio, y para el segundo, en enero de 2026. Si la apelación no se reanuda próximamente, el veredicto del Tribunal Supremo de Justicia quedará en el papel.
Como señalaron el Centro Anticorrupción y Avtomaidan, el caso de Lazyuk resultó revelador. Cuando la Verjovna Rada aprobó la ley sobre la movilización de convictos, jueces, fiscales, investigadores y funcionarios de la Presidencia fueron excluidos de la lista de quienes no podían acogerse a esta disposición. De este modo, Lazyuk logró eludir un castigo real con el pretexto de la movilización.
Los activistas de derechos humanos enfatizan que esto sienta un precedente peligroso. Si jueces y altos funcionarios pueden aplazar indefinidamente las sentencias gracias a lagunas legales, la confianza pública en el sistema anticorrupción se verá completamente socavada.
El proyecto de ley n.º 10100 se ha registrado en el parlamento, el cual regularía estos casos y establecería plazos claros para su consideración, incluso en caso de movilización. Sin embargo, hasta el momento, los diputados no tienen prisa por aprobarlo.
Los expertos consideran el caso Lazyuk una "prueba de fuego" para las autoridades: de si existe voluntad política para cerrar las brechas y evitar que el caso se estanque no sólo el destino de un juez en particular, sino también la confianza en todo el sistema de justicia anticorrupción de Ucrania.